Vii Congreso De La Asociación Mexicana De Estudios Rurales, San Cristóbal De Las Casas, 18-21 De Agosto De 2009.

Crisis alimentaria y mujeres rurales

Gisela Espinosa Damián

El grave problema alimentario que hoy se vive es manifestación de una crisis más profunda de la vía civilizatoria adoptada en Occidente, tanto en sus áreas poderosas y desarrolladas, como en su periferia latinoamericana; vía fincada en una racionalidad instrumental que no sólo ha puesto el trabajo social al servicio de la máximaganancia, sino que ha generado una crisis ambiental, productiva, social, energética y financiera. Remontar la crisis obliga a revalorar formas de vida y pensamiento que, pese a siglos de modernización, sobreviven en las sociedades indígenas y rurales, especialmente conservadas y recreadas por las mujeres: una racionalidad que privilegia el bienestar sobre la ganancia, el valor de uso sobre el decambio, la satisfacción de necesidades sobre el consumismo; que no reduce el ambiente a “capital natural” y que aún construye y respeta la colectividad. Todos estos elementos, fragmentarios o en jirones, constituyen el germen inacabado pero vivo de un proyecto civilizatorio alternativo que encuentra en las mujeres unas de sus principales depositarias. La búsqueda de alternativas obliga a visibilizarsu aporte, pero también a reconocer que la lógica del bienestar ha tenido un alto costo para ellas, por su posición desventajosa y subordinada ante el Estado, la sociedad y sus propias familias y comunidades. Recuperar su racionalidad para enfrentar las crisis alimentaria y civilizatoria implica modificar simultáneamente las inequidades de género en cada espacio y relación social.


A más deun año de los primeros síntomas de la crisis alimentaria, se han acumulado muchas reflexiones sobre el problema, sus dimensiones, sus causas y efectos, los retos que ofrece y las respuestas que se están generando para hacerle frente. Hay analistas que afirman que esta crisis evidencia la responsabilidad, los límites y los riesgos del agronegocio como la vía para el desarrollo de las agriculturaslatinoamericanas; de sus análisis se deduce que la crisis alimentaria también ofrece la oportunidad de reposicionar la agricultura de los pequeños productores. Coincido con ellos y no voy a repetir sus argumentos.
Por mi parte, quiero retomar la idea de que la crisis alimentaria es una de las dimensiones de la crisis civilizatoria, y es desde este ángulo que quiero reflexionar sobre el potencialque las mujeres rurales, o más bien, que lo femenino rural, puede tener en la construcción de alternativas que no sólo se orienten a garantizar alimentos sino a transformar más profundamente la racionalidad instrumental que subyace a esta crisis.

1. Parto de la idea de que la crisis alimentaria que hoy se vive y que amenaza ser de larga duración, tiene hondas raíces y múltiplesarticulaciones. No es un fenómeno coyuntural, epidérmico o asilado, sino estructural y profundo; no sólo evidencia el crack del neoliberalismo, sino que es resultado crítico de la vía civilizatoria adoptada desde hace siglos por los países capitalistas y por los que algún día formaron parte del bloque socialista.
2. Llegar a este momento es alarmante, pues a escala planetaria la acumulación de la riqueza enmanos de unos cuantos tiene como contraparte el empobrecimiento, la exclusión y la migración de cientos de miles de pobladores rurales; la idea dicotómica y jerárquica que separa de tajo sociedad de naturaleza se traduce en desastres ambientales, agrícolas, económicos y culturales. Entra en trance la racionalidad profunda del sistema, su entraña económica, y se genera un caos en el sistemafinanciero mundial. Ahora, la crisis civilizatoria cuestiona de raíz los conceptos y las prácticas, las promesas de la modernización y del progreso que nuestros gobiernos asumieron con entusiamo y que nosotros sufrimos desde la periferia de un mundo, hoy, unipolar.
3. En México, la occidentalización de un país pluriétnico muestra su cara más cruda: nuestra economía se desploma como ninguna otra de...