Vinculos afectivos
Por Silvia Rojas y José Luis Pujol Este trabajo forma parte de la tesina de fin de curso de los estudios como Terapeuta Floral Integrativo de ambos ponentes.
Introducción Vivimos en un mundo relacional. No se puede concebir un individuo completamente solo, aislado de todo. En última instancia tenemos que relacionarnos con nosotros mismos. Gracias a un espejo, podemos ver la forma de nuestro rostro y de la misma manera, gracias al contacto con el otro y a la conciencia de uno mismo, podemos conocer cómo somos, cómo sentimos, qué sentimos y la actitud que tomamos. El vínculo afectivo es el puente relacional que nos une al otro, nos permite conocerle y al mismo tiempo nos trae la posibilidad de conocernos. El vínculo afectivo es misterioso, podemos saber qué enviamos a través de él, pero es difícil saber qué es lo que el otro percibe. Conocer el vínculo afectivo es tener una perspectiva más cercana a las historias personales que a los intereses particulares, es una visión auténticamente global. Conocer cómo funciona es una herramienta de gran valor para nosotros y para la clínica. Cuando hablamos de un vínculo afectivo, hablamos de uno o varios sentimientos en un mismo haz relacional y por lo tanto, hablamos de una o varias esencias florales. Relacionarnos con el mundo que nos rodea, implica establecer puentes que nos vinculan a personas, conceptos y cosas. El hecho de relacionarnos no implica necesariamente que tenga que haber un vínculo. Puedo relacionarme con el que me sirve los café en el bar y no por ello estoy vinculado. Es decir que relación no es igual que vínculo. El vínculo es más estrecho, implica conexión. Generalmente no nos planteamos cómo nos relacionamos y cómo es el vínculo que nos une a otra persona. No sabemos cómo se ha construido ni qué parte hemos puesto para construirlo. Sólo sabemos que nos gusta estar con alguien, nos gusta pero tiene algunas pegas o no nos gusta. ¿Por qué hay cosas que nos molestan del otro? ¿Qué importancia representa respecto a todo el vínculo? Es decir, estamos vinculados pero no es un vínculo afectivo consciente. Se ha hecho con hilos de experiencia, con el roce y el deseo, pero no sabemos ni cómo ni cuando.
Congreso SEDIBAC – 23‐24 Mayo 2009 1/25
En este trabajo, queremos centrarnos exclusivamente en el vínculo afectivo porque creemos que es la base de relación con nosotros mismos y con nuestro entorno, incluso con lo que aparentemente no tiene nada que ver con los afectos. En un libro recientemente publicado, José Antonio Marina defiende que,”la naturaleza humana se define por tres grandes deseos: El deseo de bienestar personal, el deseo de relacionarse socialmente, formar parte de un grupo y ser aceptado, el deseo de ampliar las posibilidades de acción.”
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Tampoco estamos seguros si cada uno de nosotros podemos saber qué lecciones debemos de aprender para conseguir esta felicidad. Lo que sí podemos afirmar es que, dependiendo de cómo se construyan los vínculos con nuestro entorno más inmediato y las oportunidades que tengamos para progresar y desarrollar nuestras habilidades naturales, vamos a tener más o menos facilidad para conseguir estos objetivos. Para exponer el estudio realizado acerca del vínculo afectivo, cómo se forma, qué función tiene y que elementos lo pueden alterar de una consecución feliz, vamos a seguir un hilo conductual a través del proceso desde el deseo de ...
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