virgen
Miguel de Unamuno
Paso a pasoy de manera inexorable hemos entrado de puntillas en el siglo XXI. Un nuevo milenio cargado de muchas promesas y de muchas palabrerías que nos llenan la boca de progreso, desarrollo y bienestar,creyendo que la felicidad está en poseer el oro y el moro.
El progreso se ha presentado de manera acelerada, a grandes zancadas, y nos hemos encarcelado a la comodidad, a la frivolidad. Elmaterialismo, que crea abundancia nos sume en la necesidad. Nos hemos convertido en esclavos del tiempo viviendo apresuradamente. Al Dios Bueno lo hemos suplantado por el dios dólar.
Sumidos en un aparentebienestar, los dictadores reglamentan nuestras vidas y nos dicen lo que tenemos que hacer, qué decir y qué sentir. Los crímenes, los asesinatos, el dolor de las víctimas ya no nos conduelen y lo vemoscomo si fuera lo más natural del Mundo
Lo cierto es que estamos hundidos en una crisis no solo mundial, sino también existencial que exige cambios radicales, no ya ante los problemas puntuales queafectan a gran parte de nuestro planeta, sino a la estructura misma de nuestra identidad, olvidándonos que también somos seres espirituales, que somos hijos de Dios.
Parte de lo que está sucediendo enel mundo (guerras, hambruna, pestes, epidemias,) es nuestra culpa. Deberíamos preguntarnos por qué somos parcialmente responsables de la violencia, de cambio climático, del hambre, del lamento detanta gente que sufre. Deberíamos indagarnos interiormente y tomar conciencia de lo que podemos hacer para emerger no solo de la crisis universal, sino para emprender la salida dentro de nosotros mismos.Entrar profundamente en contacto con nuestro interior y reencontrarnos con Dios es una de las posibilidades para cambiar uno mismo y cambiar el Mundo.
A veces pensamos en la paz como una...
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