Viva la diferencia
realidad en el ser hombre. Desmintiendo la malentendida
idea de que hombres y mujeres son iguales en el
presente libro la reconocida psicóloga Pilar Sordo plantea
la posibilidad de ir más allá de los géneros al admitir que
hombres y mujeres somos absolutamente distintos. Gracias a esta visión que establece la necesidad de aceptarnos en latotalidad de nuestro sexo con todo lo que esto
implica surge la posibilidad de evitar la competencia que
ha ido aumentando progresivamente entre ambos géneros y que ha causado a su vez una evidente masculinización de la mujer. La invitación que hace ¡Viva la diferencia! es a equilibrar y complementar los aspectos masculinos y femeninos que habitan dentro de nosotros orientándonos con una serie deconsejos prácticos que nos
ayudaran a obtener la autonomía para avanzar hacia la
plenitud y la estabilidad psicológica. No sabemos que se
espera del ser hombre y del ser mujer. Pero no estaría
nada de mal que advirtiéramos que tenemos una esencia
que respetar un alma que cuidar.
Pilar Sordo
¡Viva la diferencia!
(… y el complemento también)
ePub r1.0
Tanke 16.06.13
Título original: ¡Viva ladiferencia!
Pilar Sordo, 2005
Diseño de portada: Andrea Cuchacovich
Editor digital: Tanke
ePub base r1.0
Introducción
Este libro tiene su primera inspiración hace ya unos cuantos años
atrás, en los repetidos momentos en que me tocó oír y observar
tanto el discurso verbal como el no verbal de muchas mujeres a
las que atendía en mi consulta. Del discurso masculino no tenía
tanta evidencia, en parte,creo, porque los cambios culturales que
ha experimentado el género femenino han llevado a que mis congéneres recurran más espontánea y libremente a la ayuda
psicológica.
Cabía en ese entonces hacer hincapié en que una de las
mayores diferencias entre lo que decían las mujeres en mi consulta, respecto de lo que los hombres decían sobre temas similares, es que cuando hablamos de nosotras nohablamos de nosotras, siempre hablamos de otros y esos otros parecen ser los
causantes de nuestras infelicidades o de nuestra felicidad sin
aparecer en este discurso una responsabilidad propia en nuestro
quehacer y en la construcción de nuestra cotidianidad. En cambio, los hombres parecen mayoritariamente preocupados del
logro, de las metas y de los obstáculos que encuentran en su
camino.
Esta primera ygran diferencia surge al deducir una segunda y
muy extendida característica femenina, como es el que las
mujeres nos quejamos tanto y mucho más que los hombres;
siempre hay un «pero», un «pucha», algún tipo de exclamación
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que hace notar o sentir que hay algo que no fue todo lo ideal que
hubiéramos querido que fuera.
Estas dos preocupaciones —el que otros u otras sean los
causantes de lafelicidad o la infelicidad femenina, la queja o el
que nada resulte como se pensó en un primer momento— me llevaron al mundo de lo masculino y lo femenino en Chile. Realicé
una investigación de tres años que constó de una muestra de
alrededor de tres mil a cuatro mil personas de distintas edades,
entre los cinco y los noventa años, de ambos sexos y de distintos
niveles socioeconómicos; al final, lamuestra fue ampliada para
considerar a personas de distintas regiones. Advierto a los
lectores que todo a lo que aquí me refiero surge de lo observado
empíricamente a través de mi experiencia clínica y que intenté
que esta investigación fuera lo más exhaustiva posible. Sólo tomé
como referencias de aproximación al tema la teoría de Jung
(animus-anima), el enfoque de John Gray y el Ying-Yang—opuestos y complementarios de la filosofía oriental— pero no haré ninguna mención a ellos.
La investigación me permitió identificar como una tendencia
importante el que hoy día se piense y transmita a las generaciones
jóvenes que las mujeres sufren más, que las mujeres son más humilladas, que las mujeres son más maltratadas. Esto en muchas
situaciones y en determinadas realidades sociales es verdad,...
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