Vive tu muerte
Esa noche en particular, estaba de excelente humor y todo me hacía reír, pensaba que estaba avanzando a paso rápido y en el sentido correcto para “sacarle jugo” a lavida. Todo me salía bien, había dejado de estudiar hacía dos semestres porque me enteré de que se puede obtener un título chueco por una lana. “Por lo tanto”, había comentado a mis cuates “es mejor hacerdinero de la manera más rápida y fácil posible, que estudiar.” Desde entonces, en lugar de entrar a clases, como creían mis padres, le dedicaba más tiempo a mi negocio.
Siendo un muchacho declase media, que a los 24 años seguía viviendo en casa de sus papás, el dinero del tráfico se me iba en puros juguetes, y tenía muchos: dos motos, un coche “arreglado” con rines y un súper sonido, ropacarísima, estéreos, cámaras digitales y hasta un buen “fierro” con cachas de maderas finas. Era la envidia de la colonia, y nada me complacía más que verle la cara de babosos a mis vecinos quemanejaban cochecitos usados cuya velocidad máxima podía ser superada por el mío en primera velocidad.
Como mis padres preferían creer que las cantidades tremendas de dinero que manejaba provenían detrabajos eventuales como traductor de inglés, dejé de tomarlos en serio desde los dieciocho años. Si vivía en su casa era para ahorrarme una lana, si le compraba regalitos cursis a mi jefa el 10 demayo, era porque me caía en gracia notar lo bueno que era yo para mentir y lo buenos que eran ellos para creer cualquier babosada que les dijera.
Sin embargo, el destino es una cosa verdaderamente...
Regístrate para leer el documento completo.