Vivir Del Viento-Alberto Figueroa
Primera edición: marzo, 2003 © 2003, Alberto Vázquez-Figueroa © de la presente edición: 2003, Random House Mondadori, S. A. Travessera de Gracia, 47-49. 08021 Barcelona Printed in Spain - Impreso en España ISBN: 84-01-32975-2 Depósito legal: B. 7.046 - 2003 Fotocomposición: Lozano Paisano, S. L. (L'Hospitalet) Impreso en A M Gráfic, S. L. SantaPerpetua de Mogoda (Barcelona) AlexDumas(lunes, 22 de septiembre de 2003)
LA ESPESA NIEBLA se fue abriendo hasta permitir distinguir en primer lugar las cercanas aspas que se movían muy lentamente, y más tarde la totalidad del más de centenar de molinos de viento que giraban y giraban provocando un gran estruendo. Cuando al fin la niebla se disipó como si se deshilachara en jirones dejando a la vistala totalidad del extraño e inquietante paisaje, muy a lo lejos, llegando por la carretera que corría por el centro del gigantesco parque eólico, hizo su aparición un blanco y lujoso Rolls-Royce descapotable que avanzaba sin prisas. Lo conducía un hombre que se aproximaba a la cincuentena, de alborotada cabellera gris y aspecto de artista o intelectual, mientras a su lado se sentaba una hermosamujer unos diez años más joven, que lucía un vaporoso vestido blanco y permitía que el viento le agitase la negra melena, que parecía extasiarse con una música muy suave al tiempo que observaba cuanto le rodeaba con un aire ligeramente desconcertado. Resonó una corta explosión, el vehículo dio un ligero bandazo inclinándose a punto de salirse de la carretera y el conductor lanzó un sonoro reniegoaunque de inmediato maniobró con habilidad hasta conseguir detener el descapotable junto a la cuneta con el fin de apearse y observar cómo había reventado el neumático delantero izquierdo. Mascullando entre dientes que un trasto que había costado casi trescientos mil dólares debería estar a salvo de tan miserables problemas, se encaminó a la parte trasera, abrió el portaequipajes y extrajo la ruedade repuesto así como las herramientas necesarias para efectuar el cambio. La mujer tardó cierto tiempo en apearse a su vez, se sirvió un refresco de una pequeña nevera que se encontraba en la parte trasera, y como su acompañante le indicara con un gesto de la mano que no necesitaba su ayuda, dio un corto paseo para ir a tomar asiento sobre una roca cercana, bebiendo sin prisas mientras observabacon renovada atención cómo giraban cansinamente las gigantescas máquinas. Su vista recayó en el destrozado cadáver de un águila que descansaba al pie del molino más próximo, advirtió que las aspas de este aún aparecían manchadas de sangre, y al poco se volvió para inquirir dirigiéndose a su acompañante: —¿Para qué sirve todo esto? Desde donde se encontraba, afanado en desmontar la rueda, elinterrogado se señaló con el dedo índice la oreja indicando que no la había oído bien, por lo que ella insistió gritando: —¿Para qué sirve todo esto? El hombre abrió las manos, ahora sucias de grasa, al tiempo que se encogía de hombros como para dejar bien patente que no tenía ni la más mínima idea.
El Aurora Boreal, un inmenso rancho rodeado de bosques, con nevadas montañas que se dibujaban a lolejos, verdes pastos, un apacible riachuelo que lo cruzaba serpenteando perezosamente a través de un cuidado campo de golf de nueve hoyos, aeropuerto privado, cientos de vacas y docenas de hermosos caballos que pululaban en torno a una gigantesca y lujosa mansión, constituía ciertamente un lugar de ensueño. Balanceándose en su bien amada mecedora del porche, su propietario, el alto, desgarbado, casiesquelético y en cierto modo estrafalario pelirrojo Stanley Panocha Hoper disfrutaba de la serena belleza y la impagable paz del paradisíaco lugar, lanzando al aire volutas de humo de su grueso habano, al tiempo que observaba cómo un blanco Rolls-Royce se aproximaba sin prisas avanzando por el largo camino flanqueado de copudos árboles. Aguardó a que el vehículo girase en torno al ancho estanque...
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