Vivir Libre
PROLOGO
He aquí un libro sencillo, directo que cambiará tu vida para siempre. Cuando lo leí, me hizo sentir que Bob Trask es un hombre cariñoso y valiente, con un compromiso real con la integridad.Nos comparte sus experiencias y guía hacia formas prácticas para aplicarlas en nuestras propiasvidas, y al compartir anécdotas personales, hace real su perspicacia y le da forma.Tengo granconfianza en lo mucho que se puede obtener leyendo este libro dentro del marco deuna mente abierta e interesada.Si quieres darte a ti mismo la oportunidad de ser mas de lo que realmente eres, has venido allugar correcto y con la persona adecuada.¡Disfrútalo!Paúl WilliamAutor de Das Energi
CAPITULO 1SENTIMIENTOS
Cuando era niño, el mundo me parecía maravilloso; me arrodillaba en la hierba húmedaycontemplaba los colores de la luz brillando a través de las gotas de rocío. Me recostaba en lasladeras cubiertas de pasto y miraba las nubes dejarse llevar por el viento a través del cielo azul. Aveces, un halcón de cola roja circulaba perezosamente por encima de mí. Mi fascinación era tantofísica como mental. Sentía cómo todo mi cuerpo se estremecía y descubrí entonces una especie deconexiónmística entre mi yo, y el viento que llevaba al halcón y a las nubes.Ríos y océanos son como el viento: al girar, al fluir, al respirar, al vivir. Todas las cosas vivientesestán en movimiento. El mar rompiendo a lo largo de la costa y las grandes nubes de tormentaformándose a orillas del desierto, me fascinan y me emocionan porque son el eco y el reflejo de lavida que se mueve dentro de mí.Hay cosas quesiento, muy importantes de comunicar, que no puedo expresar con palabras. Vanmás allá de nuestro lenguaje. Son sentimientos de urgencia y sentimientos de deleite.Cuando tenía 7 u 8 años, me encantaban las canicas. Mis canicas eran mis amigas personales.Las había pequeñitas, cristalinas en rojo, azul y verde que llamábamos "agüitas". Todavía hoyalcontarlo, recuerdo cómo la luz pasaba a través de ellas, inundándome con sus colores,transformándome, abriéndome como un paracaídas y haciéndome cantar interiormente. Otras, notan pequeñas, eran las normales de tiro. Estaban hechas de ágata o de vidrio que parecía ágata.Las había en excitantes rojos, amarillos, blancos y azules, que formaban manchas de colores. Ciertaparte dentro de mi se emocionaba con ellas hasta hacerme sentir que me derretía y quecantaba almismo tiempo.Recuerdo haber oído en alguna parte que, cuando Háendel compuso su
Hallalujah Chorus
loescribió sin tocarlo en el piano, sólo como lo iba escuchando en su mente y que lo que oía lohacía llorar de alegría. Por extraño que parezca, es así como una bolsa de canicas me hacesentir.Cuando formaba parte del personal de ambulancias en San Francisco, una vez recogimosuna mujer china quehabía tratado de suicidarse. Después le que habíamos estado dandovueltas cerca de una hora, yendo de hospital en hospital tratando de conseguir quién laatendiera, nos dimos cuenta de ¡tic nadie la quería porque no tenían el equipo necesario paraatender casos 1e suicidio. Tenia cuarenta y cinco arios, pero parecía de trece. Su cutis eraperfecto. Tenia la sencillez y la belleza de un niño. Cada vezque le preguntaba por qué queríamorir, que que' problemas podía tener para no querer seguir viviendo, se volvía hacia mí ygritaba: "¡Mentiroso!" Cuándo por fin la dejé n la sala de emergencias del hospital General deSan Francisco, mientras me retiraba, atada a la camilla no me quitaba la vista de encima y conodio n su mirada me seguía llamando "¡Mentiroso, mentiroso!".Ahora creo reconocerla mentira en la que me atrapó entonces. Nos llamaba a todas lasimportantes personas adultas del mundo, mentirosos. Se daba cuenta de que habíamosperdido la verdad. El mundo está hecho de belleza y sencillez. Los patrones De luz y amor quenos rodean, son visibles únicamente para los niños. Cuando olvidamos que somos niños,olvidamos tic todo lo que necesitamos pala una vida plena y armoniosa...
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