Volcanes
El Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, dos nombres asentados en el paisaje que circunda Puebla –el estado, la ciudad–. Hace un par de semanas, el “cerro que humea” nos regaló un diluvio deceniza y otras exhalaciones menos intensas, aunque su actividad, hasta el momento, continúa en amarillo fase tres. En años anteriores, además de ofrecernos postales oscuras salpicadas de pétalos de magma,espectáculo “horriblemente hermoso”, fue también motivo de una muestra colectiva organizada por el Instituto Municipal de Arte y Cultura del Ayuntamiento de Puebla con la ayuda del maestro AurelioLeonor Solís.
Él y la “mujer dormida” –aunque más bien debería ser “blanca”, pues tal es el significado del adjetivo iztacatl, del que toma el prefijo– se constituyeron en pretexto y fuente deinspiración para los escritores, pintores y fotógrafos participantes en Volcanes, explosiones de poblanidad, exposición de la que además se publicó, a finales del 2010, un catálogo con el que contamos en lasección de arte de la biblioteca.
Se trata de un libro de formato mediano donde es posible encontrar tanto las obras exhibidas desde inicios del mes de septiembre de ese mismo 2010 en la Galería deArte del Palacio Municipal, como el trabajo de los escritores e instantáneas de las actividades que se realizaron dentro de este espacio: danza, taller de pintura dirigido a niños.
La sensibilidad defotógrafos y pintores, atenta a los dos gigantes de piedra, plasmó desde un paisaje hecho con leves golpes de óleo y espátula, hasta una versión más contemporánea de la mujer que duerme y el hombre queespera. Así, frente a los ojos del lector–espectador, atraviesan procesiones a un Popocatépetl de tonos grises, rodeado por nubes, amplitudes sembradas de magueyes y de ancianos que arrean el ganado,terrenos solitarios donde la reciente cosecha dejó conos color ocre, todo vigilado, desde su lejanía, por dos cumbres blancas y azules, a veces casi confundidas con un cielo brumoso, lleno de las...
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