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Lo que se cuenta en este capítulo no se debe contar a nadie, porque Manolito llora. Su abuelo dice que cuando un niño tiene tantos libros de su vida, es normal que se llore por unadesgracia. Según este, a los lectores les encanta esto. Pero Manolito no se cree esto, dice que a los lectores que conoce de Carabanchel Alto, se parten de risa cada vez que elprotagonista la pasa canutas. Al chulito de su barrio, Yihad, dice que les gustan sus libros cuando se tropieza, su madre le da un tortazo o cuando este le parte las gafas. Aunque la madre deYihad le dijo a Manolito un día que no habría un libro ni aunque salga de él. La gente de su barrio compró el primer tomo de su biografía, pero no les gustaba como los había dibujado EmilioUrberuaga, el ilustrador del libro. La gente le protestaba: que si estoy muy gorda, que si yo soy más alta… Hasta su padre se quejó. ¡Le dijo que él nunca había tenido esa barriga!Había otra cosa más importante que eso. Su abuelo había decidido operarse de próstata. Manolito acompañó a su abuelo a comprarse unos calzoncillos. El abuelo decía que había que darlesuna buena impresión a las enfermeras, pero, ellos se quedaron un buen rato en la tienda. El abuelo había decidido contarle al dependiente de la tienda su próxima operación y de paso sehabía enterado un viejo hombre que precisamente, también iba comprando calzoncillos. El caso era que el abuelo de Manolito había hecho un nuevo amigo. Y el amigo estaba operado depróstata, de hecho le decía que desde que se había operado, veía toda la vida de color rosa. Manolito no entendía porque veía la vida de color ‘rosa’. Eso que le había dicho aquel viejohombre le había levantado mucho la moral a su abuelo. El viejo hombre le dio el teléfono al abuelo, para que cuando se operara, pudiera ir a visitarlo. Por fin se habían despedido.