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THE YELLOW FACE : PART I

Aunque fuera uno de los mejores boxeadores que he visto alguna vez, Sherlock Holmes consideró el ejercicio físico como una basura de energía. Raramente tomaba cualquier ejercicio a menos que fuera por motivos profesionales. Entonces nunca se haría cansado. Pero una primavera día le persuadí a dar un paseo conmigo en el parque. Anduvimos durante dos horas, y erancasi cinco cuando volvimos a Baker Street.
´Perdone mí, señor´ dijo nuestro criado, cuando entramos, ´había un hombre que le espera. Era el señor muy nervioso. Siguió andando en todas partes el refrán del cuarto, “No es el Sr. Holmes que va a esperar fuera en el aire fresco”
´Ve´, Holmes dijo a mí, ´necesité un caso, y ahora he perdido esto en porque dimos un paseo en el parque. Es muymolesto. ¡Mire! Esto no es su tubo en la mesa. Bien, ese hombre debe tener un problema muy grande porque dejó su tubo. Es obvio que le gusta este tubo particular muchísimo´.
´¿Cómo sabe que le gusta esto muchísimo? ´Pregunté.
'Bien', explicó Holmes, ´Pienso este tubo gastos en seven-sixpence. Ahora, mire se ha reparado dos veces con cintas de plata que probablemente cuestan más que el propio tubo. Deeste modo, a este hombre le debe gustar su tubo muchísimo si prefiere repararlo en vez de comprar nuevo uno con el mismo dinero. Pero creo que le puedo oír viniendo arriba, por tanto tendremos algo más interesante que su tubo para estudiar...
Un momento después un alto joven anduvo en el cuarto sin el golpeo. Bien se vistió en un pleito gris oscuro y llevaba un sombrero marrón en su mano. Miróalrededor treinta.
´Perdóneme´ dijo el hombre, ´Debería haber llamado, pero muy me preocupo y necesito ayuda´.
El hombre entonces se sentó en una silla.
´Le veo no haber dormido durante la noche o dos. ¿Ahora, cómo le puedo ayudar?
´Necesito su consejo, señor. No sé que hacer. Es muy embarazoso. No es agradable hablar del comportamiento de la esposa de alguien a los dos forasteros.
´Miquerido Sr. Grant Munro... ´comenzó a Holmes.
Nuestro invitado saltó de su silla. ´¡Qué! ´gritó. ´¿Sabe mi nombre?
´Si no quiere que la gente sepa a quién es,´ dijo la sonrisa de holmes. ´entonces no debería escribir su nombre por dentro de su sombrero, o sea debería rechazar el interior de su sombrero de la persona a que se dirige.
´De todos modos, mi amigo y yo hemos oído muchos secretosextraños en este cuarto, y teníamos la buena suerte para ayudar a muchas personas. Por favor díganos los hechos del caso yor. ´
Nuestro invitado puso su mano a su frente como si era muy difícil para él hablar. Podría ver que era un hombre reservado, orgulloso, que no estuvo acostumbrado dirigiéndose a la gente sobre su vida privada.
´Los hechos son éstos, el Sr. Holmes, ´dijo. ´Me he casado para tres,y mi esposa y yo éramos muy felices hasta el lunes pasado. De repente se ha hecho como un forastero a mí. Quiero saber por qué. Pero, el Sr. Holmes, estoy seguro que mi esposa me ama. Lo sé. Lo siento.´
´Por favor déjeme tener los hechos, murno, ´dijo Holmes, con un poco de impaciencia.
´Effie, mi esposa, era una viuda joven, sólo veinticinco años cuando la encontré. Su nombre el era laSra.herborn, fue a América cuando era muy joven y vivió en la ciudad de Atlanta, donde se casó con un hombre llamado Hebron, que era un abogado. Tenían un niño, pero había una fiebre amarilla, epidemia allí, y tanto su marido como niño murieron de ello. He visto su certificado de defunción. Después de esta tragedia, decidió salir de América y volver a Inglaterra para vivir con su tía.

´También deberíamencionar que su marido la abandonó una cantidad de dinero grande. Este dinero se invirtió, y puede vivir muy bien con ingresos de él. Me encontró después de seis meses en Inglaterra. Nos caímos enamorados el uno del otro, y nos casamos con unas semanas después.
´Soy el comerciante de salto, y, también, tengo unos ingresos buenos. Alquilamos una casa agradable en el país cerca de Notbury. Hay...