Walter Ben-Jazz-Min

Más allá de aquel Haschís que fumó Benjamín en Marsella existe otra realidad, una bien cuerda, esa que el propio Ramos dibuja en su ensayo sobre éste teórico, algo que no hemos tomado en cuenta ycuya acolación es pertinente su comparecencia a la desigualdad modernista, forma que no encontraría sino en su estadía en Moscú y que el adentrarse a esta ciudad portuaria invoca (no sabes bajo queefectos) la presencia de multiplicidad de temporalidades, que como el mar confluyen en un devenir distinto, interracialidades que crean un grito único, el jazz. Es aquella -y perdon a la constantereferencia del ensayo de literatura menor de Delleuze- una nueva forma de combustión, la desterritorialización del lenguaje través del ritmo, creado a partir de la convivencia de Franceses, Árabes, Italianosy quizás Portugueses de mar, que entre tanta agua han querido desahogarse, y supongo yo, a una mas abierta perspectiva de aquel marino paria, de no poseedor de una lengua se acerca mas a tenerla através de la universalidad de la música; es donde se afinca mas la ruptura fronteriza, pues, para Benjamín los Marselleses no hablaban el Francés muy bien, son murmullos acompasados, y que estos sonsímbolo de una voz, que como propondría Ramos es el primer gran intento de elaborar teóricamente un modelo para entender las modernidades periféricas y los “desarrollos desiguales y combinados”. Y no essino allí, propiamente en Marsella, donde piensa en el África a raíz de la conexión con el Jazz, de la comunidad periférica existente que crea su propia identidad arraigada a lo divergente y a lanecesidad. En contraposición, su amigo (si se le considera así) el teórico y músico Adorno, ataca seriamente al Jazz y lo identifica con una cultura popular, carente de esteticismo, no es una música derebelión o de protesta, no, es comparable quizás al símbolismo africano para el apareamiento, religión, el canto de la madre; el Jazz para Adorno no representaba una expresión del artista sino un ente...