walter lippman; opinió publica
Fragment de La opinión pública de Lippmann
LIPPMANN, Walter (2003). La opinión pública. Madrid: Langre. [traducció de l'original anglès], p. 25-33
Capítulo 1
El mundo que nos rodea
y las imágenes de nuestra mente
1
En 1914, un grupo de ciudadanos ingleses, franceses y alemanes residía en una isla situada en medio del océano. No era posible comunicarse con ellos mediantecablegramas y el barco de vapor del servicio de correos británico sólo arribaba una vez cada 60 días. Ya era septiembre, pero aún no había venido y los isleños continuaban comentando las noticias leídas en el último periódico, que hablaba del juicio de Madame Caillaux, cada vez mas próximo, por el asesinato de Gaston Calmette. Por tanto, el entusiasmo era mayor de lo habitual aquel día de mediados deseptiembre, cuando toda la colonia se reunió en el muelle para escuchar de boca del capitán cual había sido el veredicto. Así supieron que los ingleses y franceses que había entre ellos llevaban más de seis semanas luchando contra sus vecinos alemanes en nombre de la inviolabilidad de los tratados. Durante seis extrañas semanas habían actuado como si fueran amigos, cuando en realidad eranenemigos.
Sin embargo, esa situación tan crítica en la que se encontraban no difería mucho de la que había vivido la mayor parte de la población de Europa. Llevaban seis semanas equivocados, mientras que en el continente el intervalo no debió de prolongarse más alla de seis días o seis horas. Porque hubo un intervalo. Hubo un momento en que los hombres dirigieron sus asuntos como de costumbre,conforme a la imagen de una Europa que no correspondía en absoluto a la Europa que estaba a punto de hacer un revoltijo de sus vidas. En la vida de cada hombre hubo un instante en que aún estaba adaptada a un entorno que ya había dejado de existir. En todas partes y en una fecha tan tardía como el 25 de julio, hubo hombres que fabricaran o compraran productos que no pudieron exportar ni importar,proyectaron trayectorias profesionales, analizaron empresas y albergaran esperanzas y expectativas, todo ello en el convencimiento de que el mundo seguía siendo tal y como ellos lo conocían. Hubo hombres que escribieron libros describiendo ese mundo. Se fiaron de la imagen que albergaban en su mente. Más tarde, unos cuatro años después, un jueves por la mañana llegó la noticia de un armisticio, y lagente dio rienda suelta a un indescriptible sentimiento de alivio, porque la masacre había terminado. Sin embargo, durante los cinco días que precedieron a la firma del armisticio real, varios miles de jóvenes murieron en el campo de batalla, a pesar de que ya se había celebrado el fin de la guerra.
Por tanto, volviendo la vista atrás queda claro hasta qué punto tenemos un conocimientoindirecto del entorno en que, sin embargo, vivimos. Observamos que las noticias sobre dicho entorno nos llegan ora con rapidez, ora despacio, pero que con independencia de cual sea la imagen que consideremos cierta, actuamos como si correspondiera al entorno verdadero. Esta lección sobre las creencias resulta más difícil de recordar cuando se trata de aquellas en las que basamos nuestro comportamientoactual, que cuando se trata de las pertenecientes a otras personas o épocas. En este caso admiramos lo sencillo que parece determinar en qué momento se tomaron en consideración las suposiciones mas absurdas. Avalados por una perspectiva mas amplia, insistimos en que el mundo tal y como necesitaban conocerlo esas personas y el mundo tal y como lo conocían eran, con frecuencia, dos objetoscompletamente contradictorios. También observamos que mientras gobernaban, peleaban, actuaban y trasformaban el mundo en lo que imaginaban que debía de ser, obtuvieron una serie de resultados, o fracasaron en su intento por obtenerlos en el mundo tal y como era. Se embarcaron rumbo a las Indias, pero descubrieron América; diagnosticaron el mal y ahorcaron a ancianas; creyeron que se enriquecerían si...
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