Watzlavick, Buridán Y Los Cefalópodos Adivinos.
Si es cierto que hay épocas que merecen ser recordadas por sus frivolidades no menos que por sus olvidos, quizá la nuestra debiera ser una de ellas. Baste señalar que gracias a las primeras, en nuestra parrilla televisiva los histriones adquieren categoría de héroes, las princesas del pueblo profesan orgullosas la ignorancia y los predicadoresdel bien común devienen en más ocasiones de las tolerables beligerantes agitadores sedientos de sangre. Comoquiera que los medios de comunicación de masas suelen tener por lo general un efecto amplificador de tales comportamientos, no estaría de más recordar que su función también puede tener que ver con su carácter de depositarios del conocimiento y la cultura y que no en pocas ocasiones larecobran cediéndoles un espacio en el abigarrado repertorio de sus publicaciones, dejando a un lado el culto a la notoriedad chabacana o la novedad mal entendida, tan presentes en la programación de nuestras televisiones.
El presente artículo pretende reivindicar ese atributo, toda vez que dentro de lo que los mass media consideran novedoso no podemos dejar de encontrarnos con un inagotableanecdotario de lo mágico cotidiano: apariciones de la virgen en manchas de humedad, páginas de Internet que vaticinan la fecha de nuestra muerte o pulpos adivinos que hacen las delicias de medio mundo desde un acuario en Alemania, con sus predicciones (y aciertos) sobre el pasado mundial de fútbol de Sudáfrica.
Pero así es o así ha llegado a ser, no sin esfuerzo, la sociedad de nuestra época, de la cuallos medios no se sabe muy bien si son causa o efecto: una moderna y globalizada Babilonia que como la antigua metrópoli mesopotámica es devota de predicciones y astrólogos, de divertimentos y juegos que procuran el solaz de sus ciudadanos sin atender a disquisiciones profundas u oscuras y que no se preocupa de rememorar lo sabido, no fuera que semejante consciencia despojara de toda magia a unarealidad necesitada de sus pequeños milagros.
Así pues, en lo que respecta al trabajo que nos ocupa, no quisiera dejar de mencionar los olvidos, pues a ellos, y no a un fin moralizante está dedicado este artículo, y lo está en tanto que los principales responsables de tales olvidos parecen ser los científicos, que haciendo muchas veces dejación de aquellas funciones divulgativas (nadie sabe si porcansancio o por plena consciencia de la inutilidad de sus gritos en el desierto), dejan de recordar que no hay nada nuevo bajo el sol y que ya en otras ocasiones animales fantásticos se erigieron en predictores certeros o en sobredotados matemáticos que dilataron la capacidad de asombro de nuestros abuelos e incluso llamaron la atención de sus coetáneos.
Del clarividente pulpo Paul al asno deBuridán.
Como ya he sugerido, existía (el pretérito es consecuente con su reciente óbito) un octópodo en el acuario Sea Life de Oberhausen (Alemania) que se hizo famoso por predecir con sorprendente exactitud los resultados de la selección alemana de fútbol mediante el curioso método de elegir entre dos cajas con comida, a cada una de las cuales se asignaba una bandera. Las reglas no escritasdel proceso establecían que la primera elección determinaba el vencedor del postrer certamen, que habría de dirimirse sobre el terreno de juego. El porcentaje de aciertos del molusco era cercano al 100%, dado que sólo puede constatarse un fallo en su haber (la final de la Eurocopa del año 2008, que curiosamente ganó el combinado español), pero como veremos más adelante, esta excepción esprecisamente la que confirma la regla y no puede sino reforzar nuestras futuras tesis.
Cualquiera podría pensar, y no dejaría de estar en lo cierto, que tan fabulosos animales debieran ser estudiados por científicos naturales, esto es, en el caso del pulpo Paul, biólogos marinos que aquilatasen su notable inteligencia o etólogos que diesen cuenta de su particular comportamiento, pero…¿Realmente lo hacen?...
Regístrate para leer el documento completo.