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“La perlade las Antillas” empezó a romperse mucho antes de que la Tierra temblara. Tal vez los dioses, celosos de sus encantos, la golpearon hasta convertirla en un territorio sinárboles, empobrecido, sufridor… Nada ni nadie se apiadó de este país, de estas gentes… Tal vez ahora…
Gracias a lo imposible no le pudieron talar el mar, ni quitarle lassonrisas, ni cerrar los inmensos ojos llenos de esperanza y libertad.
Se habla ya de reconstrucción. Los Gobiernos se han volcado en ayudarlos después de la tragedia. Losactores, los religiosos, las organizaciones, los voluntarios, personas anónimas, han recaudado dinero, han salvado vidas, han curado heridas, han ayudado a nacer en elepicentro de la desolación, como ángeles en medio del infierno. Siento una profunda admiración por esos hombres y mujeres que se dan a los demás sin esperar nada a cambio.Tengo la sensación de que el fin del mundo está muy lejos, pero creo que, cuando se produzca, será algo parecido a lo que ha pasado en Haití.
La vida sigue, y con ella, laoportunidad de que surja de entre los escombros aquel paraíso perdido. Queda un enorme trabajo por hacer, y , aunque algunos se resistan a colaborar, todos somos Haití…
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