William Pescador
Bob Sachs usaba una nariz roja de payaso, robaba de los camerinos del circo de Moscú. Bob Sachs fue el último de los camaradas de Atlantic City en conservar el sombrero gris sobre la cabeza, porque cerró para siempre su oficina y la guardo debajo del sombrero.
Se estableció en la Ciudad del Juego con Sary, su mujer y su única hija, a quien llamare Milde.
Leo Frobeniuscontagio a Bob su obsesión por el arte efímero del África Central. Sus primeras piezas las adquirió en Moscú. Bob Sachs era mi abuelo.
I
El imperio ha caído en manos de los niños. En la alcoba vacía de nuestra madre nos espera la cama desecha, ropa en el suelo y monedas.
La mesa del comedor esta limpia, construiremos sobre ella una ciudad de plastilina. Hay que calcular los Recursos Humanos y losmateriales.
El botiquín ofrece numerosos elementos para la construcción y el decorado de la futura ciudad; Levantaremos una gran ciudad sobre la mesa, extendiendo la civilización hasta convertir el baño de la madre en una finca solariega para príncipes y embajadores.
Ya habrá tiempo para escribir la historia. Indios y Vaqueros, soldados de plomo, robots, escoltan cada viaje, aviación civil y militarsobrevuela las tierras yermas de la edificación. Seres oscuros y armados, se apuestan en los sitios estratégicos.
Tenemos hambre. Y alcanzo la estufa con una silla y cocino huevos fritos, mi hermano logra asar un par de salchichas.
A las seis de la tarde, antes de que una roca marca ACME sepulte la frágil figura del coyote, la televisión se apaga. Se fue la luz. Ya van a cumplirse doce horasdesde la partida de nuestra madre y el ama de llaves no aparece.
La administración de Omorca instalo enrejados en las ventanas de cada edificio para impedir la caída de los niños al vacío.
La cerradura de la puerta se mueve. El intruso confunde la ropa de cama con los cuerpos de sus victimas.
Bajo el quicio de la puerta, Felicidad, el ama de llaves, busca a los niños, a quienes habrá de amar ygobernar. Felicidad, se permite tropezar y da con una caja de veladoras, las enciende por la casa. El día del abandono llega a su fin.
Masticamos con la boca abierta para despertarla. Insistimos con toda clase de ruidos y nos llamamos a gritos. Los niños van trepando al sillón. Felicidad deja caer la mano hacia nosotros.
II
Felicidad era nómada. Hoy son raras las sirvientas que permanecen muchosaños en una sola casa. Estaba acostumbradas a las cartas de recomendación, pasaportes que les permitían emigrar de hogar en hogar, con el sello de buena administración y visada por su excelencia en el manejo de los niños.
Milde mi madre, había reclutado a Felicidad en una agencia. A Milde le gustaron los ojos azules de Felicidad.
-Es doña Felicidad. No es de sangre azul.
-Me la llevo - dijomi madre.
-Si - apuntó la patrona – nunca hemos tenido quejas de ella…
Milde le explico sus obligaciones a Felicidad. Le dijo que, el doctor Fangloire, se encargaría de cumplir con todas y cada una de las necesidades domésticas.
Felicidad quedó satisfecha con el sueldo y dio las gracias a Dios.
Felicidad, busca un rincón y queda a la escucha de la noche, cuyos mensajes le indicarán si la casaserá suya un día, unos meses, años.
Fueron varios los refrigeradores de Felicidad abrió con temor y muchas las veces que se tranquilizó al pegar la oreja y escuchar el flujo helado de la electricidad.
Felicidad entendía que la sirvienta había sido llamada al mundo para separar la materia orgánica de la materia inorgánica. Omarca es una pequeña ciudad rodeada de ciudades.
III
Mi hermano noquiere quedarse solo. Felicidad me asea y mientras tolero los trabajos del agua, del jabón y el peine el aguarda un turno que no llegará.
Felicidad toma mi mano en la avenida. Milde practico en privado su conversión al catolicismo y yo crecí sin religión.
Felicidad me conducía hacia la Parroquia Votiva de Santa Teresa. Un templo sin torres y sin campanarios, fachada instalada como por obligación...
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