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PRINCESA POR UNA SEMANA

A. A. Hernández


















































“Me voy a dedicar aescribir en mi libreta azul.
Escribiré de ti y de mí,
porque me es más sencillo plasmar en papel
lo que se siente en el alma.
Y si no te parece, me da igual, que las cosas
son así.”Me quedé sin aliento mientras leía lo que estaba escrito en la pantalla de mi computadora: “Eres mi todo”. Lo leí una y otra vez hasta que laspalabras se transformaron dentro de mí y se quedaron grabadas a fuego en mi memoria.

Ya había pasado más de un año desde que nos conocimos gracias a un juego online, un año desde que empezamos ahablar a través de mensajes y pasamos a las llamadas por Skype. Más de un año ya había transcurrido desde que en momentos diferentes ambos nos confesamos que nos estábamos enamorando del otro. ¿Y ahora?Ahora simplemente no puedo imaginarme qué hubiera sido de mi vida sin haberle conocido.
Aunque, de ser sincera, la palabra conocer en este caso se queda corta. Amor a distancia, eso era. Esocomprendía nuestro “conocimiento” del otro. Mensajes de texto, video llamadas, cartas y paquetes con regalillos que nos llegaban a cada uno por correo en el momento más inesperado. Porque así nos enamoramos, adistancia.

Ya ambos éramos lo suficientemente grandes como para discernir entre lo que queríamos y lo que no, entre lo que encontrábamos posible y lo que sabíamos que nunca se haría realidad; yaambos sabíamos a qué podíamos llamarle amor. Y así, a sabiendas, aceptamos a estar juntos y separados al mismo tiempo.
Así se sentía, por momentos podría jurar que estaba a mi lado haciéndome reírcomo solo él conseguía o haciéndome enojar como también solo el sabía. Y en ocasiones más recurrentes, lo sentía al otro lado del mundo, tan lejos que me costaba pensar que algo de lo nuestro fuera...