Word Flor Y Dai

El hombre desconocido.
La “casa” de Sosa era un galpón de cinc, tablas y piso de tierra. La dueña del galpón con su marido y sus tres hijos, vivía en la misma finca, detrás del establo que lealquilaba a Sosa, en un edificio de tres o cuatro habitaciones, rodeado por un huerto y un jardín. Era una mujer alta y flaca, enérgica y aguda. Aguda y enérgica como sus palabras y su voz, sus ojos y sunariz, larga y corba. Estaba casada en segundas nupsias, y Sosa nunca pudo saber qué vivía, puesto que su marido, un vejete silencioso y enfermizo, no tenía ocupación que se le conociera. La señora ibadiariamente a misa, antes de que despertara el sol: un “chambergo” enorme torcido a un lado, tacon altos y vestidos entallados. Rezaba y hacía rezar a toda la famila antes y después de comer;agradeciendo al Señor y a la Virgen, primero, por lo que iban a comer, y después por lo que habían comido. Cada vez que repicaban las campanas de la catedral, todos, estuviesen donde estuviesen y haciendocualquier cosa, se persignaban.
Un día, Tito, el mayor de los hijos varones de Sosa, de nueve a diez años, ojitos pequeñitos y mandíbula prominente, como de mono, estaba cerca del huerto con la hija dela patrona y, señalando un tunal, le preguntó si le gustaban las tunas. La chica, algo mayor que él, se puso colorada y sonrió. Inmediatamente lanzó un grito y fue en busca de la madre: “¿Sabés loque dice el chico del esterillador?. ¡Que las pencas se llaman tunas!”. La madre casi la arroja al suelo de una bofetada: “¿No te he dicho que no te juntes con esos puercos? Tu hermano puede ir, perovos ¡Cuidadito con acercarte allí cuando yo no te mando!”.
Otro día, el jetón de Tito, que era una mezcla de ingenuidad y cinismo, le preguntó, estirando una sonrisa que no sabia si era irónica oinconciente: “Ustedes, cuando van a hacer caca, ¿También se hacen la cruz?”.
Los dos hijos mayores de la dueña del galpón eran dos seres muy originales, especialmente la mujer. Habían hecho de ellos...