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La oferta y la aceptación
Para que exista consentimiento es necesario que cada parte preste su asentimiento. La oferta y la aceptación son expresión de asentimiento de cada parte y la unión de ambas hace posible el consentimiento. Pero no ha sido sencillo para la doctrina determinar si el consentimiento consiste en un acuerdo de voluntades o en un acuerdo de declaraciones, y nuestro Código Civilevita tomar partido en la norma definitoria del contrato, pues habla simplemente de un acuerdo de dos o más partes.
Entre quienes piensan en el acuerdo de voluntades la discrepancia se produce en torno a si se trata de un acuerdo de voluntades coincidentes. Quienes lo niegan aducen que cada parte quiere algo distinto, por ejemplo, una quiere vender y la otra comprar. Por eso se propuso ladenominación de acuerdo de voluntades complementarias. En respuesta se dijo que las partes pueden querer cosas diversas con motivo de la celebración del contrato, pero eso no interesa, porque solo importa que ambas quieran la conclusión del contrato. Ambas quieren lo mismo: celebrar el contrato.
Algunos han ido más allá al pretender que las voluntades coincidentes forman una voluntad distinta: unavoluntad común. Así como del hidrógeno y del oxígeno resulta algo distinto que no es ni hidrógeno ni oxígeno, así también la voluntad común es distinta de las voluntades de cada una de las partes.
Con respecto a las declaraciones se ha pretendido lo mismo: que ellas dan vida a una sola y distinta declaración conjunta.
Ya hemos visto que por consentimiento se entiende un acuerdo de voluntades o unacuerdo de declaraciones. Yo no me siento obligado a tomar posición en la controversia. No tengo por qué conformarme con una elección desafortunada, cuando puedo demostrar con dos ejemplos que el acuerdo, ya sea de voluntades, ya sea de declaraciones, no es elemento imprescindible del contrato.
Primer ejemplo: la oferta irrevocable no puede ser revocada. La revocación intentada por el oferente seráinfructuosa: al destinatario de la oferta le es perfectamente posible aceptarla. Si la acepta tenemos el siguiente cuadro: por un lado, la voluntad y la declaración del aceptante favorable a la formación del contrato; por el otro, la voluntad y la declaración del oferente arrepentido contrarias a la formación del contrato. ¿Podrá decirse que hay acuerdo de voluntades? ¿Podrá sostenerse que existeun acuerdo de declaraciones? Y a pesar de ello hay contrato: ¡contrato sin acuerdo!
segundo ejemplo: Pido atención para un supuesto desconcertante: el oferente intenta revocar su oferta, pero no puede hacerlo porque su oferta es irrevocable. El destinatario no hace caso de la revocación y envía su declaración de aceptación, mas luego reflexiona y se arrepiente. Envía su retractación, pero ellano llega a tiempo o se pierde en el camino. Como se ve, ninguno de los dos quiere la formación del contrato: por un lado, la voluntad revocatoria y declaración contraria del oferente; por el otro, el aceptante arrepentido no quiere y declara que no quiere el contrato. Nadie podrá sostener que, al menos por un instante, las partes estuvieron de acuerdo con que el contrato se forme: el destinatarioconoció la revocación del oferente antes de aceptar: no pudo haber acuerdo entre dos voluntades favorables en ningún momento, pues la voluntad de aceptar surgió cuando ya no había voluntad favorable del oferente. Lo que sí puede afirmarse (y esto con beneplácito de taumaturgos) es que se produce la formación del contrato cuando ambas partes están de acuerdo ¡en que no haya contrato!...
Ojos yoídos se resisten a creerlo. Yo mismo imaginé respuestas, inventé salidas, traté de levantar los escombros del acuerdo positivo. Pronto caí en la cuenta de que la solución de los problemas prácticos no tiene por qué aferrarse a una determinada concepción del contrato, ni siquiera a la definición legislativa. Tanto más que es la propia norma la que acoge supuestos cerriles.

La oferta y la...