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Hablar, por tanto, de "alianza" de culturas o de civilizaciones es una metáfora, ya que, como he dicho, ni unas ni otras son sujetos de la acción. Más que alianza entre culturas, lo que se debería predicar es"entendimiento", y no, por supuesto, entre culturas sino entre personas, entre los individuos y grupos que han sido educados en valores y tradiciones culturales diferentes. Lo cual no puede lograrse sino a partir de los denominadores comunes, que son necesariamente racionales, es decir, meta-culturales. La razón es, en realidad, lo contrario a lo cultural, si con este último término nos referimosal cultivo de las diferencias o tradiciones típicas. Para poder entendernos y convivir, en vez de dedicarnos a destacar nuestras diferencias deberíamos concentrar nuestra atención en las tendencias y necesidades comunes.
En este terreno inter-cultural, la mejor encarnación de la razón ha sido la legislación supranacional, los tratados y normas que constituyen el Derecho internacional. Aunquetodos sabemos que las leyes se votan en función de intereses y prejuicios, son en definitiva la única expresión de la razón que poseemos. Por eso, más que iniciativas de encuentros o contactos, movidos por el bienintencionado deseo de "conocerse" y comprenderse (es decir, de que cada grupo le cuente al otro los mitos y leyendas sobre sí mismo), lo que debemos considerar prioritario es el respeto ala legalidad existente y su puesta en funcionamiento a plena potencia. Las Naciones Unidas y demás organizaciones internacionales, las normas, el orden legal internacional, deben ser reforzados y respetados escrupulosamente. Es la única manera de sentar las bases para una futura convivencia entre "culturas" que, precisamente por creerse encarnación de valores, son en lo fundamental incompatibles.El "multiculturalismo" post-moderno tiene un punto de razón en su crítica a la idea de que no hay una racionalidad aséptica e intemporal desde la que se pueda juzgar a las distintas culturas, así como en su denuncia del sueño de la convergencia de todas las culturas en una única forma universal de comportamiento. Pero también es cierto que la historia es cambio, que las circunstanciasevolucionan y que lo que marca nuestra era es, precisamente, el intento de construir un Derecho internacional, unas normas de convivencia inter-culturales, aprobadas por órganos en los que todos tienen representación. De ahí la gravedad que representan infracciones de ese orden internacional por parte de la primera potencia del mundo, considerada además portavoz, dirigente y espécimen representativo por...
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