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Páginas: 8 (1796 palabras)
Publicado: 27 de noviembre de 2014
Sumario: Entrando CALISTOuna huerta empos de un falcon suyo, hallo alli a MELIBEA, de cuyo amor preso, comenzole de hablar; de la cual rigurosamente despedido, fue para su casa muy angustiado. [Pasados unos d韆s] hablo con un criado suyo llamado SEMPRONIO, el cual, despues de muchas razones, le enderezo a una vieja llamada Celestina, en cuya casa tenia el mismo criado una enamorada llamada ELICIA, la cual, viniendoSEMPRONIO a casa de CELESTINA con el negocio de su amo, tenia a otro consigo llamado CRITO, al qual escondieron. Entretanto que SEMPRONIO estaba negociando con CELESTINA, CALISTO estaba razonando con otro criado suyo, por nombre PARMENO; el qual razonamiento dura hasta que llega SEMPRONIO y CELESTINA a casa de CALISTO. PARMENO fue conocido de CELESTINA, la cual mucho le dice de los hechos y conocimientode su madre, induciendole a amor y concordia de SEMPRONIO.
Resumen:
En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios.
Con estas palabras saluda Calisto a su deseada Melibea, cuando, seg鷑 el Argumento General de Francisco de Rojas, 閟ta se present� ante aqu閘 en un conveniente lugar. Calisto, se nos dice en el sumario y m醩 adelante en el Acto II del texto, se hab韆 enamorado locamente de Melibea und韆 en que, en busca de su halc髇, entr� en el huerto donde se encontr� con ella. Desde entonces hab韆 venido ofreciendo servicio, devoci髇, sacrificio y obras p韆s por poder volver a verla. Ese intenso deseo de Calisto se cumple en esta aparici髇 de Melibea, en sue駉. Melibea parece rechazar sus insinuaciones. Al despertar, Calisto, desde su c醡ara, llama a voces a Sempronio, su criado, y le increpamalhumorado. Sempronio y Calisto arguyen sobre el amor y el dolor que ese amor suele traer consigo. Para Calisto, Melibea es su diosa:
por Dios la creo, por Dios la confieso y no creo que ay otro soberano en el cielo; aunque entre nosotros mora.
M醩 que cristiano, se confiesa melibeo:
Melibeo soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a Melibea amo.
Sempronio se esfuerza por convencer a suamo de los males que las mujeres ocasinaron a persoanajes importantes en la historia, Ad醤, Salom髇, David, Arist髏eles, Virgilio. A esto le responde Calisto:
e! mientra m醩 me dizes y m醩 inconuenientes me pones, m醩 la quiero. No s� que es es.
Y el loco enamorado nos pinta un hermoso cuadro de su amada, que encaja dentro del marco europeo, empezando por sus cabellos:
Comien鏾 por los cabellos.縑ees t� las madexas del oro delgado, que hilan en Arabia? M醩 lindos son y no resplandescen menos. Su longura hasta el postrero assiento de sus pies; despu閟 crinados y atados con la delgada cuerda, como ella se los pone, no ha m醩 menester para conuertir los hombres en piedras. ... Los ojos verdes, rasgados; las pesta馻s luengas; las cejas delgadas y al鏰das; la nariz mediana; la boca peque馻; losdientes menudos y blancos; los labrios colorados y grosezuelos; el torno del rostro poco m醩 luengo que redondo ... el pecho alto; la redondez y forma de las peque馻s tetas, 縌ui閚 te la podr韆 figurar? ue se despereza el hombre quando las mira!
Mientras las diversas facetas del cuerpo de Melibea se asemejan a las de otras mujeres bellas de la literatura culta europea, los ojos verdes se introducen...
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