XIII HANS JONAS La Carga Y La Bendicion De La Mortalidad

Pensar sobre Dios

tros, que nos hemos compometjdo tanto con la historia que somos merecidament e más presos de ella que nunca antes lo había
sido la humanidad, nosotros no podemos elegir. Mientras nos
encontremos en este movimiento del acontecer, para no ir ciegamente a la deriva, debemos tratar de comprende r la historia, la
nuestra y la de todo lo humano en esta Tierra. Si no lo hacemos,
notenemos derecho a nuestra propia historia, un derecho que
aun así es bastante problemático.

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LA CARGA Y LA BENDICIÓN
DE LA MORTALIDAD
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Desde tiempos inmemorables los mortales han lamentado
u mortalidad, han intentado escapar a ella y se han aferrado a
esperanza en una vida eterna. Cuando digo los «mortales»
nae refiero evidentemente a los seres humanos. Entre todas lascreaturas sólo el ser humano sabe que tiene que morir, sólo él
1] ora sus muertos, los entierra y los recuerda. La mortalidad se
a considerado hasta tal punto como característica de la condiión
c humana, que el atributo «mortal» casi se ha monopolizad o para el ser humano. Tanto en el uso del lenguaje homérico
orno en el griego posterior, por ejemplo, «los mortales» se usa
as¡ como sinónimo de «losseres humanos», en contraste con
a envidiada inmortalidad y eterna juventud de los dioses. El
memento mori» resuena a través de los tiempos como consante advertencia filosófica y religiosa en función de una vida
erdaderañiente humana. «Enséñanos a contar nuestros días
ara que nuestro corazón sea sabio», escribe el salmista en el
almo 90.
Debido a esta incurable fijación antropocéntrica de la miraLano se dedicaron muchas reflexiones al hecho evidente de que
.ompartimos el destino de la mortalidad con todas las demás
reaturas, de que toda vida es mortal y que en realidad la muerte
la vida comparten el mismo dominio. Una breve reflexión nos
nseña que esto debe ser así y que no se puede tener lo uno sin lo
)trO. Nuestro primer tema será la mortalidad como característiS.

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ca esencial de la vida como tal; sólo a continuación nos dedicaremos a los aspectos específicamente humanos de esta cuestión.
En el atributo «mortal» confluyen dos significados.Por ilado significa que la creatura así designada puede morir y que
está expuesta a la posibilidad permanente de la muerte; por Otro
lado, que en algún momento tiene que morir, queno puede es
capar a la necesidad última de la muerte. Con la posibilidad permanente de la muerte asocio la carga de la mortalidad, yconsu
necesidad última su bendición. La segunda de estas asociaciones
puede resultar extraña. Voy a comentar ambas.
Comienzo con la mortalidad como posibilidad siempre pre,4)
sent e de la muerte para todo lo viviente, que acompaña el proceso mismo de la vida. Esta«posibilidad» significa más que la
verdad banal de la destructibijidad que afecta a cualquier estructura compuesta, sea viviente o inanimada. Con la fuerza suficiente también se puede hacer pedazos a un diamante, y todo
lo que vive puede ser matado por numerosas causas externas,
entre las que los Otros seres vivientes ocupan un lugar eminente.
La conexión más interna entre la vida y la posibilidad dela
muerte, sin embargo, se sitúa en un nivel mucho más profundo.
Se basa en la constitución orgánica como tal, en su manera peculiar «de ser». Hemos de analizar esta manera de ser de lo ente
para descubrir las raíces de la muerte en la vida misma. En fun1- ción de este propósito les ruego queme acompañen un trecho de
catuino en un examen ontológico. Llamamos «ontológica» la
pregunta por la maneracaracterística «de ser» de cualquier clase
de cosas; en nuestro caso, de la clase «organismo», ya que ésta,
por lo que sabemos, es la única forma física en la que hay vida.
¿Cuál es la manera de ser de un organismo?
Nuestra primera observación es que los organismos son cosas cuyo ser es obra de ellos mismos. Esto quiere decir que sólo
existen gracias a lo que hacen, y esto en el sentido...