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CAPÍTULO 9
Capítulo 9
Globalización y sostenibilidad
ambiental
La globalización económica está produciendo múltiples efectos en
la sostenibilidad ambiental. Las interacciones son tantas y tan complejas
que sería demasiado simplista afirmar que se trata de ámbitos
contrapuestos. Además no existen razones teóricas ni evidencia empíricasuficiente o concluyente para demostrar que la relación entre
globalización y sostenibilidad ambiental sea de signo único
(CEPAL/PNUMA, 2001).
De lo que no cabe duda —y la evidencia científica así lo indica—
es que la escala creciente y acumulativa de las actividades humanas ha
ocasionado impactos ambientales de carácter mundial (“males públicos
globales”) que no se reflejan en los mercados peroque afectan intereses
comunes globales que escapan a las perspectivas nacionales. Se ha
puesto de manifiesto una mayor interdependencia y vulnerabilidad
ambiental entre países, independientemente de su grado de desarrollo, lo
cual confiere un carácter singular a la tercera fase de la globalización,
que corresponde al último cuarto del siglo XX.
En el presente capítulo se presentan algunoscambios relevantes en la
sostenibilidad y la gestión ambiental de la región asociados con la
globalización, reconociendo que los principales canales de transmisión entre
el fenómeno de la globalización y la dimensión ambiental son los cambios
registrados en los flujos de comercio, inversión y tecnología. Se identifican
los nuevos desafíos de cooperación internacional que emergen delreconocimiento de esta mayor interdependencia ambiental entre los países.
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PARTE II: VISIÓN REGIONAL
Los imperativos adicionales y distintos de gestión ambiental global se han puesto de
manifiesto en las diversas cumbres y conferencias mundiales y en los acuerdos multilaterales
ambientales que se celebraron y acordaron en los años noventa. Estos procesos y acuerdos han
tenido dos efectosfundamentales: instar a los gobiernos a un desempeño internacional más
proactivo, a fin de cooperar para proteger y administrar los bienes públicos globales sobre la base
de esquemas multilaterales innovadores, y propiciar una mayor equidad en la distribución de las
responsabilidades y costos para revertir los daños ambientales entre los Estados ricos y pobres.
De esta manera, en la década anterioremergió un nuevo cuadro ético-político, que incluyó
nuevos principios jurídicos en el ámbito internacional sobre el medio ambiente y el desarrollo. El
más sobresaliente es el Principio 7 de la Declaración de Rio sobre el Medio Ambiente y el
Desarrollo, relativo a “las responsabilidades comunes pero diferenciadas”, en que se reconoce
implícitamente la deuda ambiental que los países desarrolladoshan adquirido con el resto de la
comunidad internacional, tras haber sometido al medio ambiente a un conjunto de externalidades
acumulativas y globales producto de su trayectoria de industrialización. En él se reflejan las
diferencias existentes de un país a otro en cuanto a su participación histórica en la generación de
dichas externalidades ambientales y, sobre todo, se sientan las basespolíticas para emprender
acciones mitigadoras diferenciadas de acuerdo con sus posibilidades financieras y tecnológicas. Ello
implica que los países industrializados deben asumir mayores compromisos que los países en
desarrollo en el marco de los acuerdos multilaterales ambientales.
En este contexto, la dimensión ambiental será cada vez más esencial como escenario de
negociaciones entre AméricaLatina y el Caribe y los países industrializados. Por la importancia de
los servicios ambientales globales que provee, tales como el almacenamiento del dióxido de
carbono (principal generador del cambio climático a través del efecto invernadero) en sus extensos
bosques, y su enorme riqueza en biodiversidad terrestre y marina, la región tiene el potencial y la
oportunidad de cumplir un papel...
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