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LA MONEDA A TRAVÉS DEL PRISMA DE SUS CRISIS DE AYER Y DE HOY1

Bruno THÉRET.

La moneda es una invención social que se remonta muy lejos en la historia de la humanidad. Se encuentran rastros de ella en la mayoría de las sociedades, independientemente de la manera como se hayan constituído y de como se hayan organizado o del hecho de que estén o no dotadas de un Estado2. La moneda no podríaconsiderarse como rasgo específico de las sociedades capitalistas modernas ni de la trayectoria occidental de evolución hacia la modernidad. Su estudio requiere entonces salir de la concepción tradicional que la reduce a su uso de instrumento económico de los intercambios mercantiles. Desde un punto de vista metodológico, esto implica que la naturaleza de la moneda, en relación con las similitudesque fundan la posibilidad de hablar de moneda en sociedades muy diferentes, sólo puede ser verdaderamente entendida y formulada a partir de un proceso científico que movilice recursos comparativos e históricos de una gran diversidad de experiencias monetarias concretas, cada una considerada en su contexto societal.

Este método comparativo supone, en primer lugar, un incremento en la abstracciónnecesaria para identificar lo que hace la (cuasi) universalidad del fenómeno monetario, a partir de una comparación con lo incomparable – para hablar como Marcel Detienne3 – y de la construcción de un lenguaje conceptual interdisciplinario común. La moneda soberana4, en su introducción teórica colectiva, señala este incremento en la abstracción precisando y empleando este lenguaje común. Launiversalidad de la moneda está fundada en su naturaleza de lazo social, de operador de la pertenencia social, de mediación en los intercambios sociales más diversos, en el seno de los cuales opera como representante de la totalidad social y lo mismo ocurre en las sociedades modernas que en las sociedades “primitivas” y “pre-industriales”.

De todas maneras, esta operación de abstracción y deconceptualización conlleva necesariamente una reducción de la complejidad empírica de las experiencias monetarias a partir de las cuales el hecho antropológico de la universalidad de la moneda se infiere. Es también necesario completarla con una segunda etapa de reflexión que consiste en un regreso, provisto de la conceptualización previamente elaborada al concreto histórico y a la riqueza de susdeterminaciones. Si se exceptúan los economistas ortodoxos, fervientes defensores de la ficción del trueque, ese concreto es, evidentemente, la diversidad cultural, histórica y geográfica de los sistemas monetarios. Así, para tener plena validez, las conceptualizaciones abstractas en términos de deuda, de confianza y de soberanía de la moneda, propuestas en La moneda soberana, deben permitir darcuenta, al ser formuladas, de esta diversidad de las monedas y de su historicidad propia según las sociedades. Aún más, el test de la pertinencia y del alcance analítico de las hipótesis y de las conceptualizaciones propuestas, así como la evaluación de su capacidad para funcionar como reja de lectura de una mayor diversidad de situaciones históricas que las del corpus inicial que las funda, debenapuntar a identificar los límites y a reexaminarlos para modificarlos, afinarlos y si es necesario desecharlos. El objeto de este libro es avanzar en esa dirección.

Sin embargo, no se trata de intentar por la enésima vez de elaborar una historia universal comparada de la moneda, y aún menos una “historia total de la moneda”5, pretensión irrealizable6. Hemos centrado, por el contrario, nuestroanálisis en un número limitado de situaciones de crisis monetaria histórica y culturalmente diversificadas, y seleccionadas en función de su interés teórico y de los recursos intelectuales disponibles y susceptibles de armonizar con una perspectiva teórica no estandarizada, ya preconstituída. En efecto, en tales momentos críticos en los que las formas monetarias vigentes son cuestionadas, se...