Xy Identidad Masculina

Escrito a inicios de los años noventa, en este libro, Elisabeth Badinter intenta responder a dos grandes interrogantes en torno a la identidad masculina: ¿Cómo se construye la identidad masculina? ¿Qué retos y posibles itinerarios se presentan frente al debilitamiento del modelo patriarcal de organización social? Para esta autora la identidad masculina se construye y, por tanto, implica untrabajo de enseñanza /aprendizaje que se da en el ciclo de vida de los individuos varones. Esta construcción se desarrolla en un proceso problemático y difícil debido a que implica una ruptura con una identificación femenina primaria, en el que predominan la negación y no la identificación con la identidad masculina. Estas características generan una construcción de la masculinidad frágil y poco estableque demanda el cumplimiento de una serie de mandatos y rituales de pasaje costosos para los varones que los expone a una situación de estrés frente al imperativo de ser etiquetados como “verdaderos hombres”. Dicho modelo de configuración de la identidad masculina ha entrado, una vez más, en crisis desde la segunda mitad del siglo veinte debido a las grandes transformaciones sociales generadas,entre otras cosas, por el proceso de industrialización y la crítica feminista. Estos procesos han difuminado los referentes de masculinidad al punto de fragmentar la identidad de los varones generando un escenario que demanda la reconfiguración de la forma y los referentes de esta construcción. Para Badinter, se abre así la posibilidad de una nueva reconfiguración de la masculinidad que reintegrelas dimensiones masculinas y femeninas en un modelo andrógino, en un sentido diferente de éste concepto que veremos en el desarrollo de esta reseña.
El enigma masculino: La gran x

La autora inicia su reflexión planteándose dos grandes preguntas ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es la esencia del macho humano? Para la autora el proceso de convertirse en un hombre involucra factores psicológicos, socialesy culturales que poco tienen que ver con la genética, pero que desempeñan un papel tan o más importante que ésta. Desde su perspectiva, entre la definición del sexo genético masculino y la conciencia de identidad masculina existe un camino más largo y difícil que el proceso de ser mujer. Sin embargo, hasta hace algunas décadas a pocos se les ocurría preguntarse por el hombre. La masculinidadparecía ser algo evidente, natural y contrario a la feminidad. Se había aceptado la idea de un eterno masculino que consideraba a la masculinidad como un principio universal y permanente, que esta por encima del tiempo, el espacio y el ciclo de vida. Sin embargo, para Badinter, debajo de este axioma se encuentran una serie de dudas e inquietudes presentes que revelan, una contradicción: la masculinidadno es algo que se da por sentado.

Desde su perspectiva, ser hombre implica un trabajo: “Actuamos sin tener plena conciencia de ello, como si la feminidad fuera algo natural e ineluctable y la masculinidad debiera adquirirse y pagarse caro” (p 16). Se exigen pruebas, “porque ni él ni los que lo rodean están convencidos de su identidad sexual” (p 16), que las mujeres nunca tendrán que pasardebido a que a través de la menstruación las niñas son declaradas mujer para siempre. Esto muestra como para llegar a ser hombre, es necesario emprender toda una tarea. La virilidad es algo que hay que construir, fabricar, no es algo dado. El hombre es una especie de artefacto y, como tal puede resultar defectuoso enfrentándose ante la posibilidad de llegar a ser un fracaso.

Sin embargo, Badinterconsidera que, en el momento en que escribe el texto y desde unas décadas antes, la forma en que se configura la identidad masculina ha ido cambiando, no porque haya desaparecido la “necesidad arcaica” de probar la virilidad sino por la ausencia de pruebas ciertas y referentes definitivos para definirla. A esto debemos agregar el cuestionamiento al ideal de macho humano desarrollado sobre todo a...