Ya se sabe las modificaciones profundas que ha sufrido
Sin embargo, se admite que el razonamiento nos suministra todos los días el conocimiento de verdades nuevas. Aprendemos una verdad nueva cuando descubrimos que Pablo es mortal, y la descubrimos por virtud delrazonamiento, pues viviendo Pablo todavía, no hemos podido aprenderla por la observacióndirecta. Así, Stuart Mill ha reemplazado la teoría escolástica y puramente nominal de la prueba, por otra teoría, enteramente positiva. Le ha bastado observar que la mayoría del silogismo peripatético no es una proposición general, o, por lo menos, que la proposición general no es la prueba de la conclusión. Si tenemos derecho a afirmar que Pablo es mortal, es porque Juan, Tomás y compañía hanmuerto; es porque todos los antepasados de Pablo y todos sus contemporáneos han muerto. Estos hechos numerosos, pero siempre particulares, son las verdaderas premisas del razonamiento, las verdaderas pruebas de la conclusión; de modo que la conclusión no está contenida en las premisas; es distinta de ellas; les agrega alguna cosa.
Esta concepción tan justa, tan sencilla, tan natural, explica cómoel razonamiento constituye un desarrollo del conocimiento, pues toda inferencia va de lo particular a lo particular, y añade así hechos nuevos no observados a los hechos ya conocidos. Pero este punto de vista ha hecho surgir un problema que todavía no se había planteado y que hasta ahora ha quedado sin solución. ¿Cómo puede un hecho particular probar otro hecho particular?. La antigua teoría delsilogismo tenía el mérito de hacer comprender, aunque por una comparación burda, de qué manera se demostraba la conclusión. Se demostraba porque estaba contenida en una verdad más general, por un fenómeno análogo al contenido de los gérmenes, y todo el esfuerzo del espíritu al razonar, tendía a sacar, a hacer salir, a extraer estas conclusiones de las premisas en que estaban contenidas como engrandes cajas. Pero desde el momento en que hay que dejar de considerar los términos contenidos unos en otros y en que los círculos de Euler no representan ya las operaciones del espíritu, es necesario encontrar una nueva teoría de la demostración.
Hemos pensado que se llegaría quizá a resolver este problema estudiando el razonamiento en una de sus formas que es más accesible que cualquier otra almétodo experimental: la percepción de los objetos exteriores.
El razonamiento de la percepción exterior pertenece a la clase de los razonamientos inconscientes. Pero concedemos poca importancia a este carácter, porque no hay, en realidad, más que un modo de razonar, y el estudio del razonamiento inconsciente nos conducirá a conclusiones que se aplican a todas las especies de razonamiento. Estas...
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