Ya somos el olvido que seremos...
El caso esque no se resignó. No le angustiaba la acusación de los borgianos, sino la memoria de su padre. Aquel poema había sido lo último que pudo leer y era un poema sobre la certeza de una muerte próxima.Como si el poema anunciara lo que le iba a suceder. De modo que Abad comenzó una pesquisa que le llevó años, visitas a dos continentes, cientos de cartas, correos electrónicos, entrevistas. La autoríadel poema era, además, una cuestión de honor porque Abad lo había hecho grabar en la tumba de su padre con el título de "Epitafio".
¿Quién había escrito aquel poema profético y fatídico? En subúsqueda topó con personajes de novela negra, como Harold Alvarado Tenorio, quien aseguraba haberlo escrito él plagiando a Borges. O con la aborrecida viuda de Borges, María Kodama, uno de esos herederosque se apropian del Gran Muerto como si fuera su finca. Kodama, como siempre, negó por completo la autoría de Borges si no había dinero de por medio. O el encantador Jean Dominique Rey, que leproporcionó la pista más firme. Y el no menos delicioso pintor Guillermo Roux, que cerró el caso con un regalo inesperado.
Ahora, y justamente porque Kodama dice que no es de Borges, Abad lo ha podidopublicar sin miedo a la denuncia. Y no viene solo. Está en la excelente revista hispano-mexicana Letras Libres de agosto. Cinco poemas y una historia novelesca sobre el amor a la poesía, el respeto...
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