Ya vendieron el piano
Los vi desde la ventanilla del tren y saqué medio cuerpo afuera para llamarlos. Papá tomó a mamá por un brazo y prácticamente la arrastró hasta llegar frente a mí. Yomiraba, asombrado, cómo había aumentado el volumen de su vientre desde que me marchara un mes atrás, y Margarita, mi prima, que se había peinado unas veinte veces durante el viaje, me tironeó de la camisagritándome que le ayudara con el bolso. “Toda la gente está bajando, ¿piensas quedarte arriba del tren?” Papá me arrebató el bolso en cuanto pisé la plataforma. Mamá me estrechó, como pudo, contra supecho y los cuatro caminamos hacia la salida de la estación.
- ¿Lo pasaste bien, Pablito? ¿Cómo se portó el nene, Margarita? ¿Hizo enojar mucho a la tía Carmen? ¿Todavía sigue en cama el tío Miguel?¿Qué dice el médico? Cuánto te agradezco, querida, las molestias que te tomaste por Pablito. Pero si supieras qué trajín con todo lo que pasó, y yo no me sentía muy bien. No sabes lo que te agradezcopor la ayuda que nos prestaste.
Mamá dijo todo esto casi sin respirar, y Margarita le contestó inmediatamente que yo me porté como un hombrecito, la tía Carmen encantada de tenerme allá, el tíoMiguel todavía en cama porque el médico le había ordenado reposo absoluto por lo menos durante un mes más.
Llegamos a casa a la hora de la cena; la mesa estaba puesta y en seguida de lavarnos las manosnos sentamos a comer. Mamá se sentó sobre el sillón de la salita diciendo que le dolía el cuerpo y le pidió a Tina, la empleada de la casa, que le llevara la comida allí. Margarita ocupó la silla demamá y entonces noté que el lugar del abuelo estaba vacío.
- ¿Y el abuelo? –pregunté con sorpresa.
Los grandes se miraron entre sí y luego, lentamente y dando muchos rodeos, papá me comunicó que elabuelo se había ido de viaje, un largo viaje con destino al cielo o algo así. ¡Un largo viaje, abuelo! Y así supe que te habías muerto. Y de pronto me di cuenta de que todos estaban tristes y yo...
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