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En un hermoso lugar, donde las mariposas volaban los campos verdes y los niños reían sin parar mientras jugaban con ellas se encontraba una niña de cabellos rubios y ondulados que tenía todo lo quedeseaba pero sin embargo no era feliz. Su familia poseía mucho dinero así que a Daniella nunca le hizo falta nada, era la mas hermosa aun a su corta edad pero nada era suficiente, siempre necesitabamas de lo que ya tenia.
Dani, ven a jugar con nosotros—Le grito el niño castaño observándola a unos metros de distancia con una sonrisa, para David, ella era su mejor amiga aunque a veces fuera tancaprichosa.
Estoy bien aquí, David—Contesto con un tono de voz para nada agradable, ella nunca lo admitiría pero ese niño era su mejor amigo y lo había llegado a querer muchísimo con el paso deltiempo.
Nada mas pudo decirle, así que continuo jugando con los otros niños dejando a Daniella aun lado viéndolos saltar para alcanzar a las bellas mariposas de colores y a pesar de que le costabaadmitirlo, sentía envidia de aquellos que con tan poco podían ser de esa forma tan felices. No soportaba seguir en ese lugar así que le pidió a su chofer que la llevara de regreso a su casa donde podríallorarle a su padre por un juguete nuevo, eso si le saco una sonrisa.

Cuando aquella mimada rubia llego a los 17 años las cosas no habían cambiado casi nada, ella continuaba con su mundo lleno deropa cara, zapatos y carteras, amigos que solo estaban cuando les convenía. Y de aquel pequeño castaño no volvió a saber mas, Daniella creció y se fue olvidando de el hasta no hablarle de nuevo.David ya no era un niño, era un joven de 18 años con un futuro bien decidido que consistía en ser doctor para poder ayudar a las personas y salvar sus vidas, eso era lo que lo apasionaba. Pero nuncacreyó que aquella niña que tanto había llegado a querer fuera el impedimento para que lograra sus sueños.
Esa mañana Daniella despertó con una entusiasta actitud, iría a la Universidad de Medicina...