Yo en la tecnologia del pasado

Una fría jornada de noviembre de 1953 marcó el inicio de un cambio que, más de medio siglo después, continuaría generando adhesiones y rechazos. Sentado al fondo de un aula en la selecta Shady Hill School de Cambridge, Massachusetts, el hombre que compartía una clase durante el Día del Padre junto a los progenitores de los compañeros de su hija Debbie tal vez no dimensionó el impacto queprovocaría la idea que surgía mientras observaba a los niños resolver afanosamente una serie interminable de ejercicios aritméticos, monitoreados por la clásica maestra que recorría los pasillos con ojo avizor.
De regreso en su casa, Burrhus Frederic Skinner decidió que era tiempo de cambiar las cosas. Doctorado en Psicología por la Universidad de Harvard, apasionado por la corriente conductista queexperimentaba un proceso de creciente influencia desde los años ´30 y con una natural inclinación hacia los inventos, rememoró la escena protagonizada por dos grupos bien diferenciados de alumnos: los más “ágiles”, que resolvieron los ejercicios con prontitud y quedaron relegados al aburrimiento o la indisciplina, y los otros, empeñados en terminar una tarea que aparentemente excedía sus capacidades o,en el mejor de los casos, les exigía un tiempo harto mayor que a sus compañeros. Sin embargo, más allá de esos rasgos distintivos, algo los unía irremediablemente: todos debían esperar con paciencia los resultados de sus exámenes, que les serían presentados en la próxima clase. Esa típica estampa escolar actuó como musa inspiradora, y pocos días después había nacido la primera máquina de enseñar,cuyo éxito daría lugar al surgimiento de versiones más sofisticadas y jalonaría el inicio de la Enseñanza Programada.
El artefacto consistía en una caja con dos aberturas en su parte superior y una palanca o regleta. En la ranura izquierda el estudiante podía visualizar un escrito -parte de un texto, ejercicio matemático o una pregunta- que debía ser completado en el orificio de la derecha. Unavez realizada la operación, el alumno accionaba la palanca o movía la regleta transparente donde estaban escritas posibles respuestas: la correcta y dos o más erróneas. Si había acertado pasaba al siguiente ejercicio; si la respuesta era equivocada pero coincidía con las previstas como incorrectas “más habituales” se le solía presentar un material adicional cuyo objetivo era aumentar lasposibilidades de que el alumno acertara en el siguiente intento. Si la respuesta no estaba incluida entre las posibles, el estudiante contestaba de nuevo y, si volvía a errar, la máquina tapaba la tira de papel donde había escrito y le presentaba la respuesta correcta, permitiéndole continuar.
Según Skinner, con este método se obtenían tres ventajas fundamentales: por un lado cada alumno podía avanzar asu propio ritmo; paralelamente, al presentársele “ayudas”, “sugerencias” o estímulos positivos como un punto o mensaje de aliento -llamados reforzamientos- para responder correctamente, se maximizaban las probabilidades de acertar, partiendo de la convicción skinneriana de que los errores dificultan el aprendizaje y, finalmente, se evitaba el stress emergente de aguardar hasta el día siguientepara conocer los resultados de la evaluación.
En el fondo y más allá de las innegables dotes creativas de su mentor, la Máquina de Skinner -como pasó a ser conocida- encuentra antecedentes en el trabajo de Sidney Pressey, profesor de Psicología Educativa en la Universidad de Ohio, quien ya a comienzos de la década de los ´20 había desarrollado un dispositivo mecánico para brindar ejercitación yentrenamiento a los estudiantes de sus cursos introductorios. En su autobiografía atribuyó a su máquina la bondad de “quitarle la carga de los hombros a los maestros tanto como fue posible y darles libertad para sus actividades de inspiración y de estimulación del pensamiento que, probablemente, es la función real del maestro” .
En pleno auge conductista, resulta evidente la influencia de Edward...