Yo Roboy
—¡No! —respondió ella secamente—. No quiero oír hablar de él. No vamos a ceder tan fácilmente. Mi hija no tiene que ser criada por un robot, aunque necesite años para quitárselo de la cabeza. Weston volvió a tomar el periódico con aire decepcionado. —Un año así ytendré el cabello prematuramente gris. —No eres de gran ayuda, George —fue la glacial contestación—. Lo que Gloria necesita es un cambio de ambiente. Aquí no puede olvidar a Robbie, desde luego, ¿cómo puede olvidarlo si cada árbol y cada roca se lo recuerda? Es realmente la situación más tonta de la que he oído hablar. ¡Imagínate una criatura desfalleciendo por la pérdida de un robot! —Bien,vamos al grano. ¿Cuál es el cambio de ambiente que planeas? —Vamos a llevarla a Nueva York. —¡En agosto! Oye, ¿sabes lo que representa Nueva York en agosto? ¡Es insoportable! —Hay millones que lo soportan. —No tienen un sitio como éste donde estar. Si no tuviesen que quedarse en Nueva York, no se quedarían. —Pues nosotros tendremos que quedarnos también. Vamos a salir en seguida, en cuanto hayamoshecho los preparativos. En Nueva York, Gloria encontrará suficientes distracciones y suficientes amigos para hacerle olvidar esta máquina. —¡Oh, Dios mío!... —gruñó el infeliz marido—. ¡Aquellos pavimentos abrasadores! —Tenemos que ir —fue la implacable respuesta—. Gloria ha perdido dos kilos este mes y la salud de mi hijita es más importante para mí que tu comodidad. —Es una lástima que no hayaspensado en la salud de tu hijita antes de privarla de su querido robot —murmuró él..., para sí mismo.
Yo, Robot Isaac Asimov
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Gloria dio inmediatamente síntomas de mejoría en cuanto oyó hablar del inminente viaje a la ciudad. Hablaba poco de él, pero cuando lo hacía era siempre con vivo entusiasmo. Comenzó de nuevo a sonreír y a comer con su precedente apetito. La señora Weston nocabía en sí de júbilo y no perdía ocasión de demostrar su triunfo sobre su todavía escéptico marido. —¿Lo ves, George? Ayuda a hacer el equipaje como un angelito y charla como si no hubiese tenido un disgusto en su vida. Es lo que te dije, lo que necesitaba era fijar su interés en otra cosa. —¡Ejem!... —respondió el marido, escéptico—. Esperemos que así sea. Los preliminares se hicieron...
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