Yo Serví Al Rey De Inglaterra, Intento De Ensayo Cinematográfico

Yo serví al Rey de Inglaterra
Pablo Alfonso Graniel – Desarrollo cultural, 6to. Sem.

(Película checa dirigida por Jiří Menzel, basada en la novela homónima de Bohumil Hrabal).

Jan Dítě, un checo fuera de lo común (no sólo por su cabello rubio), acaba de salir de un centro de detención en Praga tras cumplir quince años de condena (catorce años y nueve meses, para ser exactos, gracias a laamnistía); uno por cada millón que amasó en su juventud, de manera muy singular.
La cinta es una sátira cómica de la escalada social que intenta cualquier espécimen vulgar del tipo ambicioso; intenta con fuerza abolir los tópicos de la "felicidad ideal" a la que aspiran muchos (una casita en el campo, un empleo estable, etc.), desde el punto de vista de un personaje cuyo mayor deseo es llegar aser un "respetado y millonario dueño de hotel", y que además pretende lograrlo, en un principio, vendiendo salchichas en una estación de trenes. Aunque es justo allí, en la estación, donde este mercader-timador astuto le juega una mala pasada al personaje equivocado, que es quien en adelante guiará sus pasos, y a quien más tarde tendrá que rendirle cuentas: su destino.
Tras hacerse de unos billetesen poco tiempo, comienza su aventura como mesero en un bar, y es entonces cuando aprende su primera lección para “triunfar”: ver todo y oír todo; estar al tanto de las cosas para aprovechar cada detalle, sin llamar tanto la atención. La cámara, desde este punto, se vuelve un cómplice, un observador más; no se limita a mostrar, sino a examinar.
Como es esperado, un día cualquiera el destino encarne y hueso se presenta en el bar; es una especie de diablillo de la conciencia en la imagen de un bonachón vendedor de balanzas y rebanadoras de embutidos. Y viene a cobrárselas muy caro, poniendo en la mirada de Jan la luz de la ambición. Así que desde la primer entrevista lo sentencia: "Eres pequeño y de pueblo; estoy seguro de que llegarás lejos". Y es como la balanza del destino, (claraalegoría) de Russell, en la que "el músculo nunca pesa tanto como el cerebro", como Jan comienza a actuar, de trabajo en trabajo, de puerta en puerta, siempre escalando con inteligencia hacia su sueño.
En su siguiente trabajo, ahora en un hotel de lujo encargado de satisfacer las más placenteras necesidades tanto biológicas como carnales de clientes adinerados, Jan practica otra regla de oro, dictadaal oído por su infalible guía: estar en el lugar adecuado, en el momento adecuado. Tras una noche de excesos ofrecida a un grupo de millonarios, el hotelero saca la cuenta de lo consumido por un General militar experto en derroches; lo más caro resulta ser, no las botellas de champagne, ni las langostas, ni las mujeres con que se acostó, o las esculturas de mármol que destrozó, sino un juego deporcelana japonesa "situada en el lugar equivocado". Esto apoya la tesis, y la escena lo subraya: el general paga su cuenta, da una propina aquí, otra allá, y no sabe qué hacer con el fajo de billetes que le sobra. Por supuesto termina en manos de Jan, el observador, el único que atinó al ofrecerle lo que cualquier trasnochado necesita (en lugar de cortesías ridículas) para reponerse: una buena ysimple taza de café.
Más tarde abandona este lugar, y gracias al Sr. Van Berkel (su fofo destino que no le abandona) remata en el hotel París: lo mejor de lo mejor. A partir de aquí la historia se vicia con una trama vaga acerca de la aparición del nazismo, la guerra, y la posterior victoria de los comunistas. Y aparece una mujer…
A lo largo de la cinta hay una historia paralela que bien podríahacerse a un lado, y pasar desapercibida por completo de no ser por la exquisita efervescencia de sensualidad y el delicado erotismo que en más de una ocasión consigue hipnotizarnos; es en sus palabras “un paraíso prohibidamente bello”. La relación de Jan con las mujeres (y qué mujeres) siempre ha sido afortunada, gracias a su impulsividad que raya, pero no se estanca en lo obsesivo. Es necesario...