Yo Soy
Páginas: 367 (91670 palabras)
Publicado: 8 de mayo de 2013
La libertad primera y última
PREFACIO
El hombre es un ser anfibio que vive a un tiempo en dos mundos: el mundo de lo dado y el mundo de lo hecho
por él mismo; el mundo de la materia, la vida y la conciencia, y el mundo de los símbolos. En nuestro pensar
utilizamos un repertorio de sistemas que son símbolos: el lenguaje, las matemáticas, el arte pictórico, la música,
elritual y lo demás. Sin tal sistema de símbolos no habría arte, ni ciencia, ni filosofía, ni siquiera tendríamos los
rudimentos de la civilización: en otras palabras, descenderíamos a la animalidad.
Los símbolos son, pues, imprescindibles. Pero, como lo comprueba la historia de todos los tiempos, los
símbolos también pueden tener consecuencias fatales. Como ejemplo, tómese de un lado el dominio dela ciencia,
y del otro, el de la política y la religión. El pensar en términos de cierta clase de símbolos y el actuar en respuesta
a los mismos nos ha permitido comprender, y hasta cierto punto dominar las fuerzas elementales de la naturaleza.
En cambio, el pensar en términos de otra clase de símbolos y el actuar en respuesta a ellos nos hace utilizar esas
fuerzas como instrumentos para elasesinato en masa y el suicidio colectivo. En el primer caso los símbolos
estuvieron bien escogidos, cuidadosamente analizados y progresivamente adaptados a los hechos de la existencia
física. En el segundo caso los símbolos originalmente mal escogidos no han sido nunca sometidos a riguroso
análisis, ni tampoco se han ido mortificando para ponerlos en armonía con los hechos de la vida humana. Másaun, estos símbolos inadecuados inspiran a todo el mundo tanto respeto como si por arte de magia fueran más
reales que las mismas realidades que representan. Así, en los textos de religión y de política, no se piensa que las
palabras representan defectuosamente hechos y cosas, sino que, por el contrario. los hechos y las cosas sirven
para comprobar la validez de las palabras.
Hasta hoy, lossímbolos sólo han sido utilizados de un modo realista en materias a las cuales no damos la
máxima importancia. En todo lo concerniente a nuestros móviles más profundos, persistimos en valernos de
símbolos no sólo irracionalmente sino con asomos de idolatría y hasta de locura. El resultado final de todo esto
es que el hombre ha podido cometer, a sangre fría y por largos períodos de tiempo, actosque las bestias sólo son
capaces de cometer por breves instantes, cuando están en el colmo del frenesí, del deseo o del terror. Los
hombres pueden volverse idealistas porque hacen uso de los símbolos y les rinden culto; y, por ser idealistas,
pueden transformar la intermitente codicia del animal en los grandiosos imperialismo de un Rhodes o de un J.P.
Morgan; el intermitente afán de pelea delanimal lo pueden transformar en el Stalinismo o en la Inquisición
española; y el transitorio apego del animal a la tierra que lo sustenta, lo pueden transformar en el deliberado
frenesí del nacionalismo. Afortunadamente, el hombre puede también convertir la intermitente bondad del animal
en la caridad de toda la vida de una Elizabeth Fry o de un Vicente de Paúl; la intermitente dedicaciónanimal a la
hembra, al macho y a la prole, la puede convertir en la razonada y persistente cooperación humana que hasta la
fecha ha demostrado ser tan recia que ha logrado salvar al mundo de las desastrosas consecuencias del otro tipo
de idealismo. ¿Será posible que este idealismo siga salvando al mundo? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que
con la bomba atómica en manos del idealismonacionalista ha disminuido mucho la ventaja de los idealistas de la
caridad y cooperación.
Ni siquiera el mejor de los libros sobre el arte de cocina puede substituir a la peor de las comidas. El hecho
es obvio. Y, sin embargo, en el transcurso de los siglos, los filósofos más profundos y los teólogos más hábiles y
eruditos han caído constantemente en el error de identificar sus obras puramente...
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