Zaratustra
“Aunque utilizara todami fuerza, no podría sacudir este árbol. No obstante, el viento que no vemos, lo zarandea y dobla como quiere. Manos imperceptibles son las que más nos zarandean y doblan.”
El joven se parósobresaltado y dijo: “Escucho la voz de Zaratustra, cuando precisamente estaba pensando en él.”
Zaratustra le contestó: “¿Y esto te sobresalta?. Ocurre con el hombre lo que sucede con el árbol. Cuanto masintenta llegar a las alturas y la claridad, tanto más vehemente penetran sus raíces en la tierra hacia las profundidades y la oscuridad…, hacia el mal.”
El joven exclamó: “¡Eso es, hacia el mal!; y ¿Cómoconseguiste descubrir mi alma?”
Sonrió Zaratustra y contestó: “Almas hay que uno no descubre, a no ser que antes las invente.”
El joven volvió a decir: “¡Eso es, hacia el mal! Has dicho la verdadZaratustra. No confío en mí. ¿A que se debe esto? Cambio muy rápido. Mi hoy desmiente mi ayer. Varias ocasiones salto peldaños conforme subo, esto no me lo acepta ningún peldaño.
“Cuando llegoarriba, siempre me encuentro solo. Nadie me habla, y me estremece el frio de la soledad. ¿Qué es lo que busco en las alturas? Aumenta mi menosprecio al igual que mi anhelo; según voy ascendiendo, desdeño alque sube: ¿Qué busca en las alturas?”
El joven guardo silencio. Zaratustra observó el árbol a cuyo pie se hallaba y dijo lo siguiente:
“Este árbol se yergue solo aquí en la falda de la montaña,enderezando su copa muy por arriba de los hombres y de los animales.
“Y si deseara conversar, nadie entendería lo que dijera, de tan alto que ha crecido.
“Ahora aguarda; ¿qué es lo que aguarda? Vive...
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