zarco
Desde luego, las autoridades locales quisieron disponer que vendiesen la casa y la huerta, para atender a los gastos precisos; pero Nicolás seopuso a ello, ofreciendo hacer los gastos por su cuenta, como un homenaje a la memoria de su virtuosa amiga. Rehusó también encargarse del cuidado y administración deaquellos pocos bienes, que las autoridades le encargaban, alegando razones de delicadeza bien comprensibles en su situación; de modo que aquel modesto patrimonio fue ocupadolegalmente, pero sin intervención de honrado herrero.
Sepultada la señora, a cuyo entierro concurrieron todas las personas que habían estimado sus virtudes, todo volvió ala vida normal, es decir, a aquella vida llena de zozobras y de peligros que hemos descrito. Nicolás se fue a su herrería de Atlihuayan, más querido aún por sus patrones, acausa de su noble conducta; Pilar volvió a la humildísima casa de sus tíos, que se convirtió para ella en un edén, porque su esposo futuro, esperando la fecha señalada, lavisitaba todas las tardes, como lo hacía en otro tiempo en casa de Manuela.
¿Y ésta? Veamos lo que le pasaba.
XVIII ENTRE LOS BANDIDOS
Manuela, apasionada delZarco y por lo mismo ciega, no había previsto enteramente la situación que la esperaba, y si la había previsto, no se había formado de ella sino una idea convencional.
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