Zelmanovich "Contra el desamparo"
PERLA ZELMANOVICH - “Contra el desamparo” Enseñar hoy. Una
introducción a la educación en tiempos de crisis. Dussel, I. y Finocchio S. (comp.)
Fondo de Cultura Económica. Buenos aires 2003.
En la Argentina, más de la mitad de los chicos viven bajo la línea de pobreza.
Los medios de comunicación revelan cifras que alarman, inquietan, asustan…
Escenas de hambre, deviolencia y de desamparo, escenas en las que conviven
chicos y grandes, niños, jóvenes y adultos, todos “igualmente” vulnerables. Al
desamparo, que como reza el diccionario, es la “falta de recursos para subsistir”, a la
falta de comida, de techo, de salud, de seguridad, se suman la fragilidad y la
inconsistencia de los discursos que sostienen el vínculo social. Todos, grandes y
chicos, sontestigos del debilitamiento de un tejido simbólico que estructura los ideales
y creencias.
Pero la posibilidad de dar sentido a lo que se ubica en los confines de la
racionalidad, se hace factible, si hay un “Otro” que mantiene algún grado de integridad
para situar en una trama significativa, lo que irrumpe de la realidad.
Ese “Otro” es por ejemplo, el personaje del padre en la película deRoberto
Benigni, “La vida es bella” quien sostiene para su hijo una escena lúdica que pone un
velo de significaciones a esa realidad inexplicable de los campos de concentración, a
los que él también está sometido. Velo que se convierte en protección y amparo para
el niño. Esto nos hace pensar que, incluso en las condiciones más penosas, el recurso
de dar sentido posee una fuerza vitalextraordinaria al ejercer con eficacia una función
de velamiento, no en el sentido de la mentira, sino en el sentido de una distancia
necesaria con los hechos, que permite aproximarse a éstos sin sentirse arrasado por
ellos.
Se trata de una especie de pantalla, de trama que hace las veces de
intermediación, capaz de generar condiciones mínimas para una posible subjetivación
de la realidad, unadelgadísima malla que recubre la crudeza de los hechos, que le
brinda la posibilidad a quien la padece, de erigirse como sujeto activo frente a las
circunstancias, y no mero objeto de éstas. Así, la organización de ideales o la ilusión
de un proyecto permite atemperar el sinsentido.
¿Qué posibilidades tiene hoy la escuela de tejer esa trama de significaciones que
atempera, que protege, que resguarda,y que posibilita por esa vía el acceso a la
cultura, cuando la realidad se presenta con la virulencia que conocemos? ¿Qué
márgenes tenemos hoy los adultos que habitamos las escuelas, de constituirnos en
“esos Otros que mantienen algún grado de integridad” para tejer una trama
significativa que aloje lo que irrumpe como una realidad, muchas veces irracional,
cuando también nosotros noshallamos vulnerados por las mismas circunstancias?
Detenernos en las diferencias entre niños y jóvenes por un lado, y adultos por el
otro, no pretende desconocer las responsabilidades diferenciales en el universo mismo
de los adultos, llámese Estado, los funcionarios de gobierno, los docentes, los padres
y las madres. Sólo pretende incursionar en una zona que contribuya a evitar que los
adultos, enlas escuelas, incrementemos el desamparo que padecen los más jóvenes
fuera de ellas, y el que deviene de su propia condición de niños y adolescentes.
Detenernos en esas diferencias, que no son otra cosa que diferencias generacionales,
tal vez nos permita ubicar las potencialidades que tiene una institución, la escuela, con
adultos a disposición de los chicos y de los jóvenes, para ponerlos alamparo del
sinsentido.
Si afirmamos que son los chicos los que habitan las calles, los que juntan su
alimento en bolsas de basura, los que estudian inglés y computación, los que juegan al
hockey, los pequeños murgueros, las niñas modelos, los chicos cartoneros, los que
participan en olimpíadas, es porque existe una frontera que, aunque a veces se
desdibuje, marca diferencia y distancia...
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