ZEN Y FILOSOFIA

ZEN Y FILOSOFÍA*
Por Francisco José Ramos
When Syme went out into the starlit street, he found it for the moment empty. Then he realized (in some odd way) that the silence what rather a living silence than a dead one.
G.K. Chesterston, The Man who was Thursday. Solamente el silencio es el supremo discurso; solamente el despertar es la respuesta en todas
direcciones. – Hongzhi Zhengjue(1091–1157)** Del Zen no se habla; el Zen se practica. Ese podría ser un sólido alegato contra
cualquier aproximación filosófica al buddhismo Zen. Aún así, preguntemos: ¿en qué consiste la práctica del Zen? Respondamos: la práctica del Zen es el intenso recogimiento
del zazen, el cual podría resumirse así: «Sin esperar nada, sin querer nada, sin buscar nada. Tan sólo siéntate, firme como una roca.» Estasson las palabras del gran maestro
Zen, poeta y pensador japonés Eihei Dôgen (1200-1253). Y la práctica de «sentarse, sin más» se dice en japonés shikantaza. Esta práctica consiste en sentarse con las piernas
cruzadas, en posición de loto o medio loto, con las rodillas firmes sobre el suelo, la mano izquierda posada sobre la mano derecha, tocando sin presión los pulgares, formando lo
que seconoce como el mudra, sosteniendo la espalda firme y los ojos semiabiertos. La guía es, en principio, el ritmo habitual de la respiración: inhalar y exhalar, como lo dicta
espontáneamente el cuerpo, pero poniendo toda la atención de la mente en ese básico movimiento cardiovascular y neurofisiológico que sirve de asiento a la inteligencia y la
sensibilidad. De esta manera la postura del cuerposostiene la compostura de la mente y la compostura de la mente se atiene a lo más elemental: observar y constatar, sin repudio
ni adherencia, el momento en que surgen, tienden a persistir y se disipan las sensaciones
* Este es el texto revisado de una conferencia ofrecida en el Departamento de Filosofía del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico el 3 de abril de 2013.
** La citaestá tomada del libro The Art of Just Sitting. Essential writings on the zen practice of shikantaza, editado por John Daido Loori (Boston, Wisdom Publications, 2002).
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corpóreas, los sentimientos, los pensamientos y todo el proceso de las construcciones mentales. Nada más sencillo; nada más difícil.
Esta es la práctica que inaugura el Buddha Siddharta Gautama hace más de dos mil quinientos añosy de cuyos detalles se nos habla en el Mahasatipaṭṭhāna Sutta o el «Gran discurso sobre los fundamentos de la atención». Esta es también la práctica que el Zen (Ch’an en chino; Dhyāna, en sánscrito) revitaliza con el monje indio Bodhidharma, a la luz de su llegada a China entre los siglos V y VI de la era común (¿Cuál es el sentido de Bodhidharma viajando hacia el este?», como reza un famosokoan). Y esta es la práctica que Dôgen hizo suya luego de su viaje a China, y de haber introducido, a su regreso, la tradición de lo que se habría de llamar en Japón el Soto Zen. En este sentido, entiendo que la práctica de las enseñanzas del Buddha es única e indivisa, a pesar de las históricas disputas entre las diversas tradiciones budistas (theravāda, mahāyāna, vajrayāna), y de la proliferación desectas o escuelas a lo largo de más dos milenios en los más diversos entornos culturales y geopolíticos. Las enseñanzas del Buddha – o como también podría decirse: la «Enseñanza del Despertar», logra desprenderse del anclaje religioso o de la necesidad de sostenerse en una fe o creencia, con la misma fuerza con que evita a la tentativa de convertirse en una «concepción de mundo» (Weltanschauung) oen una especulación meramente teórica y discursiva acerca de la realidad, de lo que es o no es.
Pero lo más interesante es que dicha Enseñanza precede al propio Buddha, palabra que, después de todo, no pasar de ser un epíteto, como el de Tathāgata. Es así como se nos dice: «Aparezcan o no los Tathāgatas en el mundo, sigue siendo un hecho, una condición firme y necesaria de la existencia, y...