Zevi
Muchos cofradieros se han quedado con el santo compuesto, porque les llueve. En un bar, oigo a un ingenioso: "Habría que hacer las imágenes deplástico, y los pasos de poliéster, y los cirios eléctricos, y los estandartes y ese tipo de cosas con tela de gabardina". De ese modo, según él, las procesiones podrían echarse a la calle bajo lluvias degrandeza bíblica, bajo trombas de agua aterradoras, y todo resultaría dramático y teatral, una especie de naufragio litúrgico. Le sugiero que se lo sugiera al Consejo Superior de Hermandades yCofradías, por si acaso, pero él pide otro whisky y cambia de asunto: ahora explica su nuevo sistema de carburación para motocicletas.
La primavera insensata está que no sabe. Se ha tomado en serio su papelde loca del calendario y por ahí anda ella, manteniendo en vilo a los devotos, fastidiando a los turistas, mareando a los camareros, que se pasan la jornada recogiendo las sombrillas y los veladoresde las terrazas, y volviéndolos a poner, y volviéndolos a quitar.
"¿Qué me pongo, oh hermana primavera?", preguntas cuando te asomas al balcón por la mañana. "¿Un chubasquero, una chaqueta deentretiempo, un jersey de hilo, la camiseta de propaganda?" Y la loca se hace la loca, porque ni ella lo sabe. Según le dé el siroco, el día pasará por una fase invernal, por una fase otoñal y por una faseveraniega, y a ese rebujo le damos el nombre de primavera, porque la primavera no es nada por sí misma: una estación que puede ser todas las estaciones en sólo 24 horas. La muy loca. La indecisa...
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