Zombies

DANIEL JEREZ TORNS

LOS ZOMBIS Y EL PREVENCIONISTA

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Título: Los zombis y el prevencionista ©2012 Daniel Jerez Torns Registrado en SafeCreative: 1208082092527 Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización del titular del , bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y eltratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos. Portada: Daniel Jerez Torns

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LOS ZOMBIS Y EL PREVENCIONISTA

Roberto tenía mucho calor. Aquella mascarilla con el filtro le estaba asfixiando. “¡Qué narices! Por un momento no pasaba nada”, pensó. Recordaba que le habían dado la mascarilla y que había firmado una hoja en la queconstaba que le habían entregado dicho material. Sin embargo, nadie le había explicado cuál era el peligro. ¿Qué podía pasar? ¿Un poco de tos? Roberto llevaba trabajando dos meses en aquella empresa. Le habían dado un manual de formación y ya está. Mejor, pensaba. Aborrecía aquellos cursos de prevención, donde siempre se explicaba lo mismo, o eso creía, ya que jamás prestaba mucha atención. ¿Vendría enel manual a qué peligros se exponía en su puesto de trabajo? Lo desconocía, pues al acabar su primera jornada laboral, lo dejó caer en la primera papelera que encontró. Estaba en una estancia donde se trabajaba con productos químicos y que, al mezclarse, producían un vapor denso. Llevaba un traje blanco de protección y la mascarilla. Las gotas de sudor caían por su barbilla como si fueran lascataratas del Niágara. Roberto miró a su alrededor y tras asegurarse de que no había nadie, se quitó la mascarilla. - ¡Qué alivio! –dijo en voz alta. El olor era dulzón y no notó ningún tipo de molestia al respirar. - Mira que son exagerados estos de prevención. Tras media hora, volvió a ponerse la mascarilla. Roberto cerró la taquilla y esperó su turno para fichar. Una vez en el metro, notó un fuertepicor en los ojos y en la garganta. Un tremendo dolor de cabeza empezó manifestarse. Al llegar a casa, se tomó un ibuprofeno y se tumbó en el sofá para descansar.

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Oyó a lo lejos el despertador. Se incorporó con el cuerpo dolorido, como si hubiese ido por primera vez al gimnasio. Se percató de que se había quedado dormido en el sofá. Al mirarse en el espejo vio que tenía los ojos rojos ysonrió al recordar su época de adolescente cuando fumaba porros de marihuana. Se puso unas gotas de colirio y tomó otro ibuprofeno. De camino al trabajo, los estornudos y la tos aumentaron de forma preocupante. -¿Te encuentras bien? –le preguntó su compañero Toni. - Sí, sí. Será un resfriado. Se colocó la mascarilla y empezó a trabajar, manipulando los recipientes con los productos químicos. Latos era cada vez más fuerte. Al estornudar, vio que en la mascarilla había sangre. De repente, notó un fuerte dolor de estómago y un fuerte mareo. Cayó de rodillas. Vomitó con fuerza. Lo último que recordaría era ver unas botas que se acercaban. Luego cayó al suelo con fuertes espasmos y sacando espuma de la boca. Al ver a Roberto vomitar, Toni se acercó rápidamente. Antes de que pudiera hacer nada,vio como Roberto se retorcía por el suelo y, al cabo de un par de minutos, se quedaba quieto. Roberto estaba boca abajo. Toni se acercó y lo giró. La visión le dejó petrificado. Roberto tenía los ojos completamente rojos. La piel de la cara estaba azulada y medio podrida. Las encías negras y algunos dientes se le habían caído. Pero lo peor era esa expresión de rabia. Todo pasó muy rápido. Roberto–o lo que quedaba de él- se abalanzó sobre Toni y le mordió el brazo. Toni gritó de dolor, mientras Roberto seguía mordiéndole, ahora la pierna. En pocos minutos, Toni mostraba el mismo aspecto que Roberto. Y la misma ansia por comer carne humana. Los dos se abalanzaron sobre los otros trabajadores que había en la zona. Tres horas después, la fábrica de cosméticos, que tenía 300 trabajadores,...