Zombies

Todas y cada una de las luces de aquel largo y abandonado pasillo, estaban apagadas.
Tan solo se oían los pasos de alguien, avanzar como a tropiezos y golpeándose con las paredes cada dos por tres.
Dos sombras, se proyectaban gracias a una única luz encendida, que daba lugar a la habitación 43.
Estas dos sombras parecían batirse en una intensa lucha, eran ellas las que provocaban los golpes enlas paredes, y las únicas que interrumpían el silencio de aquel Hospital.

En ese momento, la puerta de aquella habitación se cerró, dando un gran portazo que resonó por todas las demás habitaciones abiertas. Pero los golpes dejaron de escucharse.

-Te has portado muy mal...-Dijo una voz de alta seducción, femenina.

Un hombre de joven edad, tumbado en una camilla, sin apenas ya ropa yatado a los barrotes del cabezal de esta se dedicaba a guardar silencio, con los ojos bien abiertos.

-Deberías estar reposando en vez de ir por ahí metiéndole mano a una enfermera...- La voz seguía en un leve susurro, al ritmo que se iba desabrochando botón por botón de aquel uniforme de enfermera, poco a poco.

El pecho del chico, lleno de marcas y arañazos, sangraba por un par de rasguños,debido a la profundidad de estos arañazos.
La chica, al acabar de desabrochar su elegante y provocativo [por no decir escotado] uniforme de enfermera, dejo al aire sus pechos.Unos pechos perfectos, con unos pezones poco pronunciados que hacían resbalar tu mirada de aquella dulce cara con labios carnosos y ojos marrones como la miel, hacia aquella segunda bonita visión de la chica.

Sin demora, lachica se abalanzo sobre el cuerpo del chico, mordiéndole el cuello y siguiendo con sus arañazos, pero al chico parecía agradarle mucho.

-¿Y me vas a hacer pagar?- Dijo entre una leve risa el chico.
-No. Simplemente voy a darte tu medicina.-Respondió la chica con el mismo tono provocativo de antes.

El cuerpo de la chica se movía lenta y sensualmente encima del cuerpo del chico, haciendo quelos miembros sexuales de los dos, sintiesen el placer del roce.
El chico seguía esposado, pero este no se resistía al encanto de la enfermera, ni mucho menos.

Tan solo pasaron unos minutos, para que comenzasen a sudar.
La chica libero sus manos y este, agarro los pechos de esta, fuertemente, pellizcando con suavidad los pezones.
Comenzaron los gemidos, que de nuevo, volvieron a interrumpir elsilencio de todo el Hospital.
La cama, comenzó a hacer ruido a medida que iban moviéndose los dos cuerpos, más y más rápido.

Pero no había algo más ruidoso que los gemidos de la enfermera.

En ese mismo momento, un Chevrolet impala de color verde de los años 40, paso a toda velocidad por delante del Hospital.

-Órale carnales, prepárense, estamos a la vuelta de la esquina.

Esa vozronca y con acento mexicano conducía ese coche, dando saltos y yendo a una velocidad descomunal.
Eran las 4 de la noche, así que no había mucha gente en la calle a esas horas.

-Ghost y Zavala entraran conmigo para realizar el intercambio. El Diablo y Smiley se pondrán trucha vigilando la entrada por si se trata de una emboscada. Ramírez y Gordo, quiero que suban al tejado y se pongan truchavigilándonos mientras hacemos el intercambio. Si hay pedo, no duden en sacar el cuete y chingar a esos putos. No se fíen de los que no vayan en este ramfla, ¿Si?

-Simon. -Asintieron unas cuantas voces.

El vehículo seguía su camino a la misma velocidad, hasta que llego a un pequeño almacén de venta de motores de vehículos. Aparcaron el vehículo algo alejado de la entrada, y cada uno de ellos sedirigió hacia la posición que Buster les había indicado.

-¿Están listos carnales? -Pregunto antes de entrar.

Zavala y Ghost asintieron con la cabeza, mientras juntos, y con fuerza, empujaban la oxidada y vieja puerta para que se abriese.
Buster, entro el primero, y seguidos Zavala y Ghost. Al instante, fueron enfocados por una gran luz cegadora que les impedía la visión.

Esto, altero el...