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CRISIS ECONÓMICA MUNDIAL: ¿ DE QUÉ CRISIS HABALAMOS?
Por: Carlos Alberto Montoya Corrales

Tengo la impresión de que la mayoría de los ciudadanos se sienten confusos ante
la crisis por la atraviesa la economía mundial en los últimos años, que ha
terminado por afectar no sólo a los directamente implicados como Estados Unidos,
Grecia, España e Italia, también al conjunto de las economíaseuropeas, a China e
incluso al resto de las economías BRICs, dejando una huella importante en
América Latina. Y todo ello ocurre en medio de opiniones políticas, titulares de
prensa, movimientos populares y recomendaciones de política económica que van
y vienen, sin saber en realidad a donde realmente conducirán a las economías y
en general al conjunto de la sociedad. Ciertamente nos enfrentamosa una crisis
con mucho ruido y no menos implicaciones, que ha quedado atrapada de las más
vagas ideas económicas en boca de economistas y no economistas, que han
terminado por parecerse cada vez más en medio de su sistema de creencias y
banalidades económicas, que infortunadamente no están sólo en el marco de la
crisis, están presentes también en diversos escenarios de la economía incluyendoel dominio mismo de la disciplina, hoy presa de dogmas, ideologías y falsas
creencias.
Veamos esto. Aun cuando para muchos la globalización resulta ser un concepto
incomprensible y de difícil definición, todos hemos terminado por aceptar que
constituye el referente de crecimiento de las economías y bienestar de las
personas. La adhesión a esta concepción es tal que sin pudor afirmamos que“la
globalización llegó para quedarse”, lo que se predica en cuanto espacio tenemos
oportunidad de referirnos a la dinámica económica, pero ¿cuándo fue que llego
esta globalización? ¿Acaso el mundo no ha sido global? ¿A qué tipo de economía
nos referimos? ¿Somos realmente conscientes de los intereses y motivaciones
que encarna la defensa de la globalización y el papel que en ella representan laseconomías de los países en desarrollo? Interrogantes resueltos bajo consignas
como que ninguna economía debe quedarse al margen de las oportunidades que
la globalización representa, no hay alternativa.
De un momento a otro se convirtió en una creencia ampliamente generalizada
entre académicos, burócratas, políticos e incluso, y de manera mayoritaria, entre
periodistas que “el gobierno debíadisminuir el gasto público, que no se podía
emitir, y que la tasa de interés debía subir para controlar el temor de la inflación”.
No importan a donde conduzca esta creencia ni mucho menos sus implicaciones
en cuanto a la contracción de la economía y la perdida de oportunidades en los

individuos. Ciertamente constituye una verdad y así deben funcionar las
economías. Sin gasto, sin emisióny bajo el dominio del control de precios deben
avanzar la economía. No importa que ello implique el abandono de la tradicional
función del Estado en cuanto ser agente de resolución de conflictos de intereses y
promotor del desarrollo social, y que sobre este tipo de reglas se expanda un
poder económico y un enorme protagonismo de Estados desarrollados e
instituciones que los respaldan.
Noshemos acostumbrado a aceptar que el mercado financiero es el mercado por
excelencia. Los debates técnicos sobre mercados financieros y de capitales,
antes reservados a los economistas, hoy están en todas partes (televisión, prensa,
e incluso en los bares); independientemente del desconocimiento acerca de lo
que son realmente y cómo funcionan, tampoco nos percatamos del gigantismo de
los bancosy la forma como vulneran la dinámica de los mercados cambiarios, el
mercado asegurador, e incluso los mercados hipotecarios y de vivienda; mercados
alterados en no pocas ocasiones por la publicación de rumores y exageraciones
que termina por convertirse en realidades económicas (por ejemplo, España va
mal, sus cuentas no salen, sus cuentas no funcionan, se necesitan más recortes).
¿Qué...