Zweig Stefan La coleccion invisible y otros relatos
Stefan Zweig
Sueños olvidados y otros relatos
ePUB v1.0 chicobalay 09.09.12
Título original: Sueños olvidados(Vergessene Träume), 1900; La estrella sobre el bosque (Der Stern über dem Walde), 1904; Historia en la penumbra (Geschichte in der Dämmerung), 1911; Angustia (Angst), 1920; La colección invisible (Die unsichtbare Sammlung), 1925; Confusión de los sentimientos (Verwirrung der Gefülhe), 1927; Mendel, el de los libros (Buchmendel), 1929.
Stefan Zweig, 1900
Traducción: Genoveva Dieterich
Imagen de cubierta:Café (deta le), 1949
Tsuguharu Leonard Foujita
© The Ga lery Co lection / Corbis
Editor: chicobalay
Corrección de erratas: chicobalay
ePub base v2.0
La vi la se ha laba muy cerca del mar.
SUEÑOS OLVIDADOS
En los paseos silenciosos y umbríos de los pinos alentaba la fuerza saturada del aire salado del mar y una ligera y constante brisa jugueteaba entre los naranjos y
hacía caer aquí ya lá delicadamente una flor de ricos colores. La lejanía, luminosa de sol, las colinas, sobre las que destacaban diminutas casas como perlas blancas, un
faro a varias mi las, que se erguía como una vela, todo relumbraba con contornos precisos y bien definidos y se incrustaba como un mosaico bri lante en el azul
profundo del éter. El mar, en el que de vez en cuando caían lejos, muy lejos, laschispas blancas de las velas rutilantes de barcos solitarios, lamía con el movimiento de
sus olas la terraza escalonada sobre la que se levantaba la vi la, que se volvía hacia el verde de un amplio y sombreado jardín y se perdía a lí en un parque vetusto y
silencioso como un cuento.
Desde la casa que sesteaba en el pesado calor de la mañana conducía un estrecho camino de grava como una línea blancahacia el fresco mirador bajo el que las
olas rompían con fiero y constante bramido y lanzaban aquí y a lá refulgentes átomos de agua pulverizados, que en la cegadora luz del sol se revestían del fulgor del
arco iris como diamantes. A lí las flechas luminosas del sol se quebraban en los plumeros de los pinos, que formaban un grupo nutrido como si charlaran amigablemente,
o chocaban con un parasoljaponés de gran diámetro adornado con alegres figuras de colores fuertes y desagradables.
En la sombra de este parasol una figura femenina ocupaba un confortable si lón de paja, acomodando con placer sus be las formas al tejido maleable. Su mano fina,
sin ani lo, colgaba distraída y jugueteaba con insistencia suave y apacible con el pelo sedoso y bri lante de un perro, mientras que la otra sostenía...
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