A cualquier cosa llaman arte.
Ensayo sobre la falta de lugares.
José Luis Pardo
Tendemos a pensar, llevados por las polémicas que asfixian nuestra actualidad, que los lugares es decir, lasextensiones habitables, definidas y limitadas, únicas en las que los hombres pueden nacer, vivir y morir como hombres están desapareciendo de la faz de la tierra por obra y gracia de una maldición llamada«globalización». Tendemos a pensar que en el principio eran los lugares, que los lugares son algo así como cosas naturales, productos espontáneos de la naturaleza que proporcionan a los hombres y alas cosas una significación propia y recta, un origen, una morada y un destino que no son fruto de elecciones o convenciones, que no están sometidos a las arbitrariedades de las coyunturas históricas,que son algo sagrado y, en cierto modo, eterno. Y tendemos a pensarlo porque todos hemos nacido en algún lugar sin ser dueños de esa decisión, y todos tenemos vínculos imborrables y señales denacimiento, simpatías y afectos innegociables hacia lo nuestro y hacia los nuestros. Sentimos, además, nostalgia de aquel lugar perdido en donde las palabras tenían un significado primitivo que no podíaretorcerse ni traicionarse, y en donde el pan sabía a pan y el vino a vino. Sentimos, finalmente, que todo eso el tiempo, que hemos perdido incluso el rumbo de nuestro destino a fuerza de hacer demasiadoscompromisos, que hemos traicionado a los nuestros y olvidado nuestros orígenes y que, como castigo, las palabras han dejado de hablarnos en nuestra lengua natal para volverse ambiguas y vacías y losvíveres han perdido su sabor y los útiles su tacto. Y, cuando queremos regresar, resulta que ya no existe el lugar en el que nacimos: han puesto un restaurante de comida rápida, una sucursal bancariao una edificación anónima de apartamentos, en cualquier caso un restaurante, un negocio o un edificio que nada tienen de particular, que no conservan seña alguna del lugar, que son indiscernibles de...
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