A julio cortázar

CARTA DE UNA SEÑORITA EN PARÍS
A Julio Cortázar.


Estoy cansada. Me abren y me cierran tantas veces, me trasladan de una habitación a otra, y, a veces, hasta me empujan y golpean. Rellenandesbordándome de ropas y paquetes. A veces, cuesta cerrarme bien.
Mientras dura este proceso, al que estoy acostumbrada, noto como me mira hastiado, y veo como su mirada se va llenando de sombras. Sugesto empeora. Las correas, mis correas, las usa casi como un látigo, me azota con genio y noto que él se siente igual que yo.
¿Dónde iremos esta vez? A veces noto que no vamos a ninguna parte. Aunquesalgamos de esta casa.
Comprendo que hoy es el día. Cierra fuertemente mi cerradura, y la de la otra un poco más pequeña que va con nosotros y salimos.
Nos inunda la niebla, y también el hastío.Es jueves. Son las cinco de la tarde.
Hace un rato, antes de salir, oí como telefoneaba. Entendí que hablaba con Sara, para que fuera preparando todo para nuestra llegada.
Llegamos y entramos porfin en el ascensor.
¡Qué recuerdos y sensaciones mezcladas me invaden en este momento! Quisiera que se paralizara ahora todo, y lo vivo intensamente. Hay paz y tranquilidad. Estamos cómodos,instalados confortablemente, ordenados. Disfruto este momento porque sé que en unos minutos – el tiempo de subir – volverá todo a su monotonía de cerrar, abrir y otra vez sola, en la oscuridad de un armario,hasta nueva orden.
Tan ensimismada estoy en mis pensamientos, que ya, casi a punto de llegar al tercer piso, noto su actitud un poco extraña.
Él mismo está extrañado.
De refilón logro ver comosaca un bultito blanco por su boca, pequeñito. A duras penas, compruebo como lo hace desaparecer en su bolsillo izquierdo. Antes de guardárselo en el abrigo, lo envuelve primorosamente en su pañuelotambién blanco, que me confunde.
Quedo extrañada, aunque parece haber dominado la situación y hace como si no hubiese ocurrido nada.
Sara nos espera en el rellano de la escalera, entre las puertas...