A La Sombra Del Demonio De Laplace

Páginas: 18 (4426 palabras) Publicado: 9 de diciembre de 2012
1 A LA SOMBRA DEL DEMONIO DE LAPLACE

[...] en lo psíquico no existe nada arbitrario ni indeterminado. Sigmund Freud

En una carta de octubre de 1634, el filósofo judío-holandés Baruch de Spinoza, refiriéndose al problema de la libertad humana, recurre al símil de una piedra que cae y sostiene al destinatario de su misiva (Schuller): “ [...] conciba, si lo desea, que la piedra, mientrasprosigue su movimiento, piensa y sabe que ella se esfuerza, cuanto puede, por seguir moviéndose. Sin duda esa piedra [...] creerá que es totalmente libre y que la causa de perseverar en el movimiento no es sino que así lo quiere. Y ésta es esa famosa libertad humana, que todos se jactan de tener, y que tan solo consiste en que los hombres son conscientes de su apetito e ignorantes de las causas por lasque son determinados. ”1 Siglos más tarde, el creador del psicoanálisis mantendrá, respecto del ser humano y su libertad, un enfoque que no se aprecia muy diferente. En este sentido, el aporte de Freud al mundo de las ideas presenta, como una de sus facetas más atractivas y desafiantes, en opinión nuestra, un denodado esfuerzo por mostrarnos cuán restringido sería el espacio de eso que llamamoslibertad ... y a la que muchos no quisiéramos renunciar, quizás si porque vemos en ella, precisamente, la medida de nuestra humana condición. El objetivo de esta breve intervención es simplemente aportar algunos elementos para una ulterior reflexión en torno a la suerte que en manos de Freud corre la noción de libertad.

En consecuencia, no nos interesa plantear aquí el problema del estatuscientífico que pueda reclamar para sí el psicoanálisis freudiano, ni las razones que, por otro lado, podrían esgrimirse en contra de esa pretensión. Dejemos a las propias comunidades de psicólogos y psiquiatras la tarea de pronunciarse sobre el particular ... y, de manera muy especial, al mismo Freud. Tampoco nos detendremos, por muy atractiva que nos resulte la idea, en la crítica frontal que uncélebre pensador del siglo veinte dirigiera en su momento a la noción freudiana de inconsciente, contraponiéndola, sobre bases ontológico-fenomenológicas, a la translucidez de una conciencia identificada con la nada y la libertad.
1

Spinoza: Correspondencia; Introducción, traducción, notas e índices de Atilano Domínguez; Madrid, Alianza Editorial, 1988, p. 339.

2

Para entrar en materia,quisiéramos llamar la atención acerca de la profunda huella dejada en Freud por su inicial práctica heurística en el terreno de la fisiología. Las lecciones de un declarado antivitalista, como lo fue su maestro Ernst von Brücke, sin duda que no cayeron en el vacío; el modelo reduccionista seguido por éste para explicar las diversas manifestaciones de lo viviente sobre bases exclusivamentefísico-químicas, terreno por excelencia del determinismo biológico, halló su expresión en la tentativa freudiana de explicar el funcionamiento de la mente humana dentro de un marco básicamente determinista. Aclaramos, entre paréntesis, que el término “determinismo” lo utilizamos aquí en un sentido fuerte, esto es, asimilable al causalismo o panaitismo de que nos habla Mario Bunge en su extenso y conocido trabajosobre la causalidad.2

Cerrado el paréntesis, consignemos que, por su parte, Claude Bernard, el célebre fisiólogo francés, en los tiempos en que Freud contaba con alrededor de 11 años sostenía con vehemencia (1867): “No hay en realidad más que una física, una química y una mecánica generales en las que se incluyen todas las manifestaciones fenoménicas de la naturaleza, tanto de los cuerpos vivoscomo de los inertes. No se produce en el ser vivo un solo fenómeno cuyas leyes no rijan fuera de él.”3 Varias décadas antes, el Marqués Pierre Simon de Laplace, imbuido de la perspectiva científica brindada por el célebre aporte de Newton, planteaba como hipótesis que si existiera una inteligencia tan poderosa que conociera el estado total del universo material, así como las fuerzas...
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