A mil metros de altura
Por: Jorge A. Zapata
Eran las 4:10 de la mañana, en la habitación 1209 del hotel Atlantis The Palm ubicado en
Dubái. El despertador desgarró el silencio. Gloria Patricia con un movimiento suave en el
hombro de Jorge Mario le indicaba que debía despertar a sus dos hijos, mientras ella se
apresuraba a tomar un baño. La luz del baño con tono rojoblanco atravesaba la oscuridad y
dentro de este se libraba un acto de sincronización mecánica, Patricia se organizaba el
cabello mientras su esposo agitaba su cepillo generando espuma como perro rabioso, Juan
Pablo, hijo de Patricia tomaba un baño apresurado, al ser el último en despertarse sabía
que debía demorarse lo menos posible. Jorge Andrés su hermano se ponía un buzo gris
para que lograr armonizar la temperatura de su cuerpo.
Son las 4:35 a.m. la familia Montoya ya está esperando en la recepción, son nueve pero a
esta hora solo están ocho de ellos cinco niños y tres adultos. Un vehículo blanco aparece en
la escena. Peter baja para indicarle a la familia que deben abordar. En el interior del
Mercedes Benz Sprinter todo está helado aunque no contrasta con el exterior, en esta
madrugada el frío desértico se asemeja a una nevera. Cristina, tía de Jorge Andrés,
enciende su cámara SONY para poder registrar el viaje. La Van, alejándose cada vez más
de la gran ciudad por un tramo oscuro y recto que algunas veces sufría el azote de una
arena tormentosa, situándose en un gran plano lleno de arena en el cual las dunas
delimitaban la
oscuridad del cielo y de estas se desprendían ríos de partículas que alteraban la calma. La
noche está punto de desvanecerse y las dunas toman un tono rojizo, en el cielo se
distinguen lo rayos amarillos que ...
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