A puerta cerrada
PERSONAJES
INÉS
ESTELLE
GARCIN
EL CAMARERO:
ESCENA 1
GARCIN - EL CAMARERO del piso
(Un salón estilo Segundo Imperio. Una estatua de bronce sobre la chimenea.)
GARCIN (entra y mira a su alrededor). - Entonces, ya estamos.
EL CAMARERO. - Ya estamos.
GARCIN. - Es así...
EL CAMARERO. - Es así.
GARCIN. - YO... pienso que a la larga uno ha dehabituarse a los muebles.
EL CAMARERO. - Depende de las personas.
GARCIN. - ¿Todos los cuartos son iguales?
EL CAMARERO. - Eso cree usted. Nos llegan chinos, hindúes. ¿Qué quiere qué?
Hagan con un sillón Segundo Imperio
GARCIN. - Y yo, ¿qué quiere que haga con él? ¿Sabe quién era? ¡Bah! No tiene
Ninguna importancia. Después de todo, viví siempre con muebles que no me gustaban y en
Situacionesfalsas; me encantaba. Una situación falsa en un salón comedor Louis Philippe,
¿No le dice nada?
EL CAMARERO. - Verá usted, en un salón Segundo Imperio tampoco está mal.
GARCIN. - ¿Eh? Bueno, bueno, bueno. (Mira a su alrededor.) Con todo, no me
Hubiera esperado... Seguramente no ignoran ustedes lo que se cuenta allá.
EL CAMARERO. - ¿Acerca de qué?
GARCIN. - Bueno... (Con un ademán vago y amplio.)Acerca de todo esto.
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EL CAMARERO. - ¿Cómo puede usted creer en esas burradas? Gentes que nunca
Han puesto aquí los pies. Porque si hubieran venido...
GARCIN. - Sí.
(Ríen los dos.)
GARCIN (poniéndose serio de golpe). - ¿Dónde están las palas?
EL CAMARERO. - ¿Qué?
GARCIN. - Las palas, las parrillas, los fuelles de cuero.
EL CAMARERO. - ¿Quiere reírse?
GARCIN (mirándolo). - ¿Eh? Ah,bueno. No, no quería reírme. (Una pausa. Se
Pasea.) Ni espejos ni ventanas, naturalmente, nada frágil. (Con una violencia súbita.) ¿Y
por qué me han quitado e! cepillo de dientes?
EL CAMARERO. - Y ahí está. Ahí le vuelve la dignidad humana. Es formidable.
GARCIN (golpeando colérico el brazo del sillón.) - Le ruego que se ahorre sus
familiaridades. No ignora nada de mi situación, pero nosoportaré que usted...
EL CAMARERO. - ¡Vaya! Discúlpeme. Qué quiere, todos los clientes hacen la
misma pregunta. Empiezan: "¿Dónde están las palas?" En ese momento le juro que no
piensan en hacerse el tocado. Y apenas se tranquilizan aparece el cepillo de dientes. Pero
por el amor de Dios, ¿no pueden ustedes reflexionar? Pues dígame, ¿para qué habían de
cepillarse los dientes?
GARCIN (calmado). -Sí, en efecto, ¿para qué? (Mira a su alrededor.) ¿Y para qué
mirarse en los espejos? En cambio la estatua, enhorabuena... Me imagino que habrá ciertos
momentos en que me la comeré con los ojos. Con los ojos, ¿eh? Vamos, vamos, no hay
nada que ocultar; le digo que no ignoro nada de mi situación. ¿Quiere que le cuente cómo
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sucede? El tipo se sofoca, se hunde, se ahoga, sólo su mirada quedafuera del agua, ¿y qué
es lo que ve? Una reproducción en bronce. ¡Qué pesadilla! Vamos, seguramente le han
prohibido que me conteste, no insisto. Pero recuerde que no me toman desprevenido, no
venga a jactarse de que me sorprendió; miro la situación de frente. (Reanuda la marcha.)
Entonces, nada de cepillo de dientes. Cama, tampoco. Por-que jamás se duerme, por
supuesto.
EL CAMARERO. - ¡Vaya!GARCIN. - Lo hubiera apostado. ¿Para qué había de dormir? El sueño lo toma a
uno por detrás de las orejas. Usted siente que se le cierran los ojos, pero, ¿para qué dormir?
Se estira sobre el canapé y pffft... voló el sueño. Hay que frotarse los ojos, levantarse y
todo vuelve a empezar.
EL CAMARERO. - ¡Qué imaginación tiene usted!
GARCIN. - Cállese. No gritaré, no gemiré, pero quiero mirar lasituación de
frente. No quiero que me salte encima por detrás, sin que pueda reconocerla.
¿Imaginación? Entonces es que ni siquiera se necesita el sueño. ¿Para qué dormir si no se
tiene sueño? Perfecto. Espere. Espere: ¿por qué es penoso? ¿Por qué es forzosamente
penoso? Ya lo sé: es la vida sin corte.
EL CAMARERO. - ¿Qué corte?
GARCIN (imitándolo). - ¿Qué corte? (Suspicaz.) Míreme....
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