a que venimos a este mundo
“Quien trate de escribir la historia de nuestros libertadores, de los trabajadores, de los pobres, ha de elaborar sus propios materiales desde la raíz. Durante siglos hemos tenido historias de los países latinoamericanos y del Caribe y las Guayanas, elaboradas desde los colonialistas y sus seguidores criollos. O también de losneocolonizadores imperialistas y sus paniaguados y teorizantes. Unos cuantos han comenzado a escribir la verdadera historia. Nos esforzamos por estar con ellos”.
Miguel Acosta Saigens: “Bolívar: Acción y Utopía del Hombre de las dificultades”
LA HISTORIA CIVILIZADA Y LOS INCIVILIZADOS INVISIBLES.
Si sobre la historia hubiere que inquirir unaverdad, nos bastaría fundamentarla en la autenticidad que reposa en la mayoría del corazón de los humildes. No basta oírla de sus bocas a lado del cual hemos crecido, basta mirarla en sus manos encallecidas y en su corazón a flote a pesar de los naufragios y todos los desalientos, cual un mar embravecido, a puesto a prueba el navío donde hoy más que nunca navega como un capitán altivo, unacorazonada tan cierta que estamos seguros de que un poco más delante de estas duras brazadas estaremos llegando a la hora de nuestro gran sueño.
No bastaba tampoco vivirla, tarde atrás nos habían tendido un atajo y tras el seguíamos repitiendo como los escolares que fuimos los mandatos “nobles” que las empresas por las causas civilizatorias nos regalaban a manos llenas desde los grandesimperios. Dígase la historia de sus grandes naciones, de sus honorables hombres, de sus audaces guerreros y nosotros zigzagueantes a la cola coreando la historia de otros sin por lo menos apreciar que el papagayo se mantiene en equilibrio frente al encuentro del viento justamente por el embrague de la cola, ese pegamento que forma parte de una estructura y que a estas alturas del juego y de la guerranadie arriesgaría a negar la estabilidad de “sereno mar y azul el cielo” que por mucho tiempo disfrutaron: la prosperidad de sus pueblos plantando siempre por delante la soberbia espada y la serena cruz, sagrados complementos bélicos que invicibilizaron a fuego y catecismo la raíz nutriente de nuestros pueblos.
Por esta senda, no podía ser otro el desenlace, nos tocó con horror mirar losenunciados del fin de nuestra historia antes que Fukuyama lo advirtiera. Si vivir en esa elucubración metafísica medieval del mundo cuadrado sostenido sobre las soberbias espaldas de ciclópeos mastodontes y a poco caminar unas cuantas leguas estábamos en riesgo de encontrar el fin del mundo, vivir así, estamos seguros no era vida. Negarnos a nosotros mismos, o por lo menos convivir con lascreencias del fin de nuestro mundo y nuestras culturas, tampoco lo es.
Así el silencio europocentrista pasó agachado, hizo mutis frente a las desgracias del colonialismo, así como otro tanto lo aplica el neocolonialismo globalizante. No obstante, lejos escuchamos la voz quejumbrosa de Fray Bartolomé de las Casas apenas haciendo mención de los rudos castigos y tropelías europeas en tierrasamericanas, nunca de la brava resistencia de los pueblos originarios frente a los invasores ni la colosal catástrofe humana que significó para África la empresa esclavista impulsada por los países que hace poco se vanagloriaban de sus altos estándares de vida y que ahora, para desgracia de sus pueblos, también muerden el polvo de la miseria con la caída abrupta del las políticas del estado debienestar.
Diéronse los primeros pensadores de las ciencias sociales, si así pudieran llamárseles, unos de sus primeros tropezones no ya por las ingenuidades de sus párvulas elucubraciones, simplemente ocultaron y justificaron deliberadamente la realidad de los nuevos tiempos, aquella dónde se empezaba a gestar la dinámica de un inédito cambio de un modelo de acumulación que como bien afirma Galeano...
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