A sangre fría truman capote (extracto)
Holcomb es un pueblo del estado de Kansas, Estados Unidos, donde ocurre el crimen.
Richard Eugene (Dick) Hickock y Perry Edward Smith son los asesinos.
La familia Clutter, el papá, Herbert; la mamá, Bonnie; y sus hijos adolescentes, Kenyon y Nancy; son las cuatro víctimas.
Alvin Dewey es el policía líder del equipo que investiga los asesinatos.
La Hilera delas celdas de la muerte es como se conoce en la historia a la sección de los condenados a muerte en la penitenciaría masculina de Leavenworth County, Kansas, a la que fueron enviados los asesinos.
A SANGRE FRÍA
Truman Capote
(extracto)
Holcomb se halla a veinte kilómetros al este del huso horario de la montaña, circunstancia que provoca más de una queja porque significa que a las sietede la mañana —y en invierno a las ocho o incluso después— todavía está oscuro y las estrellas, si las hay, brillan aún, como ocurría aquel domingo mientras los dos hijos de Vic Irsik cumplían con su diario menester. Pero a eso de las nueve, cuando los muchachos habían terminado su trabajo, durante el cual nada anormal notaron, el sol había salido ofreciendo otra hermosa jornada de las de laperfecta estación de los faisanes. Mientras se alejaban de la finca corriendo por la avenida, saludaron con la mano a un coche que llegaba y una chica contestó a su saludo. Era una compañera de colegio de Nancy Clutter que se llamaba también Nancy, Nancy Ewalt, hija única de Clarence Ewalt, que iba al volante, hombre de mediana edad, no muy aficionado a ir a la iglesia, ni tampoco su mujer, que, sinembargo, cada domingo acompañaba a su hija a la finca River Valley para que, en compañía de la familia Clutter, asistiese al servicio metodista de Garden City. Ello le evitaba «hacer ida y vuelta a la ciudad». Tenía la costumbre de esperar hasta que su hija hubiera entrado en la casa. Nancy, una jovencita que se preocupaba mucho del vestir, con cuerpo de artista de cine, el porte modesto del quelleva gafas y andar tímido, cruzó el césped y llamó al timbre de la entrada principal. La casa tenía cuatro entradas y cuando, después de llamar repetidamente nadie acudió a abrir, pasó a otra, la que daba al despacho del señor Clutter. La puerta estaba entreabierta. La abrió un poco más, lo suficiente para comprobar que en el despacho no había más que sombras, pero se quedó allí diciéndose que a losClutter no les gustaría una «intromisión». Llamó con los nudillos, llamó al timbre y al final fue hasta la parte posterior de la casa. Allí estaba el garaje y vio que los dos coches estaban dentro: dos Chevrolet sedán. Lo que quería decir que tenían que estar en casa. Después de recurrir en vano a una tercera puerta, que daba a la despensa, y a una cuarta, que daba a la cocina, se volvió dondeestaba su padre, quien dijo:
—Quizá duerman todavía.
—Eso es imposible. ¿Te imaginas al señor Clutter dejando de ir a la iglesia? ¿Y sólo para dormir un poco más?
—Vámonos, entonces. Iremos al Profesorado. Susan debe de saber qué ha pasado.
La casa del Profesorado, que se halla enfrente del colegio nuevo, es una construcción antigua, pardusca y patética. Sus veintitantas habitacionesestán divididas en apartamentos gratuitos destinados a los miembros de la facultad que no pueden encontrar o permitirse otro alojamiento. Sin embargo, Susan y su madre habían conseguido dorar la píldora y dar ambiente íntimo y personal a su apartamento, que constaba de tres habitaciones en la planta baja. Era increíble lo que contenía aquella reducidísima sala de estar: además de los asientos, unórgano, un piano, un jardín de plantas en tiestos llenos de flores y, generalmente, un perrito muy vivaz y un enorme gato soñoliento. Aquella mañana de domingo, Susan, una alta y lánguida damita de cara pálida oval, con hermosos ojos de color gris azulado y manos extraordinarias de largos dedos flexibles y elegantes, estaba asomada a la ventana de su habitación observando la calle, vestida para ir a...
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