A todo o nada
No voy a mentir, estaba asustada, temía que el ejército francés comenzase a reclutar soldados y la idea de perderlo para siempre me aterrorizaba. No soportaba pensar que probablemente, la persona que me despertaba cada mañana con una sonrisa, fuera a dejar de hacerlo, que la persona por la que moriría, dejara de estar a mi lado.
Arthur y yo éramos una parejaenamorada escapando de una posible catástrofe mundial, dirigiéndonos a la tierra de la esperanza, Estados Unidos. Sabíamos que el viaje no iba a ser nada fácil, y que antes de alcanzar la gloria, teníamos que pasar por la isla de Ellis en el puerto de Nueva York, donde se decidiría nuestro destino.
Era medianoche, mis padres ya dormían. Fue lo más difícil que he hecho en toda mi vida, dejar a mis padressin un adiós, sin un beso de despedida, dejar a aquellos que me habían cuidado y amado desde que media poco más de medio metro, hasta ser toda una señorita. Iba a dejarles destrozados, y eso me rompía el corazón. Intentaba no pensar mucho en ellos, tenía que ser un poco egoísta, o jamás les iba a dejar. Hoy en día, sigo recordando aquello con dolor.
Arthur me esperaba, así que agarré todo lo queme pudiera recordar a mis padres, a mi infancia. Cogí un par de fotos, el libro que me regalaron por mi décimo cumpleaños y lo metí en mi maleta. Dispuestos a comenzar el viaje y con las nubes colocándose poco a poco una encima de otra, el sol se despedía. Recuerdo perfectamente lo que pensé en ese momento, que nunca volvería a ver salir el sol en Francia, y cómo me repetía a mí misma; adióspapá… adiós mamá… adiós a todos mis viejos recuerdos.. adiós.
Dirigiéndonos al tren, vimos el mar a lo lejos, fue entonces, cuando me dí cuenta que al subirme al barco, iba a empezar de cero una nueva vida, y que la única manera de poder volver a empezar, era dejando cada pequeño recuerdo en tierra, cada pequeña memoria debía quedarse en Europa, porque si no, iba a estar atormentándome toda mi vida, deldaño que probablemente causaría a mis padres, de la inconsciencia de mis actos. Era jugársela a todo o nada.
Escogí dejarlo todo por una nueva vida con Arthur. Debo reconocer que temía la posibilidad del fracaso, que todo saliera mal, así que cerré los ojos por un momento, y apreté su mano fuerte junto a la mía. Recuerdo su mirada penetrante mientras sonreía y que entonces supe que Arthursabía perfectamente cuáles eran mis sentimientos.
Afortunadamente, teníamos dinero para el viaje, pero había otras personas que no. Algunas tenían la mirada cargada de desilusión, como si no mereciera la pena seguir con vida. En particular había una señora que no paraba de susurrar: -larga y dura vida, larga y dura vida- una y otra vez. Mientras tanto Arthur no paraba de acariciarme la mano, como sinecesitara reafirmar su compromiso y la razón por la que estábamos haciendo todo esto.
Unos minutos después, nos subimos al tren. Nos llevaban como a una piara de cerdos, sin ningún respeto, sin ningún cuidado. Todo era muy desagradable y yo no quería mirar a mi alrededor. Podía escuchar a las madres llorando tras dejar a su familia, a sus hijos. La gente tenía la mirada clavada en el suelo,como si nada ya importase. Fue entonces cuando llegamos al mar, al enorme barco que nos esperaba en el viejo muelle español.
Deseaba que en un abrir y cerrar de ojos todo hubiera pasado, no tener que compartir una habitación con mas de mil extraños. Pero no, fue horrible. En el barco, nos daban un plato desconchado, un vaso, poca agua y de vez en cuando pan, pero eso era todo. A veces rezaba...
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