A Un Año Del Atentado De La A.M.I.A, Algunas Consideraciones Sobre Melancolía Social
EVA Lerner
(*) Teatro San Martín, Buenos Aires. 18 de junio de 1994 - 18 de julio de 1995
Para quién la infancia tuvo que ver con abuelos o padres inmigrantes, que sobrevivieron al genocidio de la 2a. Guerra Mundial, a la Shoáh, los nombres de Auschwitz, Treblinka y Maidanec resonarán- por ese estilo dedegradación del hombre por el hombre hasta su aniquilamiento- junto a la conmoción que sufrió nuestra sociedad hace un año, con el atentado terrorista que destruyó la sede de un
grupo de argentinos, con un rasgo diferencial, ser judíos.
El Psicoanálisis no puede estar ajeno al horror con el que este fin de siglo nos encuentra, mas no será el salvador porque el psicoanálisis y los psicoanalistas somostambién un síntoma de la cultura, pero debe hacer alguna lectura.
Del genocidio calculado al intempestivo una curva de horror se desencadena. Frente a cualquier fantasía de caos, en la cual el sujeto teme quedar a la deriva, es inherente a la estructura del hablante, la sensación de desamparo y el temor es a la irrupción del capricho de alguien que nos aniquile. Cuando el temor a esta irrupciónno es fantaseado sino real y abrupto como la explosión del edificio de la AMIA, cunde el pánico, si el sujeto no tiene marcas simbólicas para acogerlo.
Con ésto me refiero al reordenamiento significante que el duelo requiere para tramitar lo perdido, y que no se convierta en melancolía.
Cuando no hay respuesta correcta de la justicia, es decir sanción, frente a la impunidad del Otro losgenocidios no tramitados son históricamente, causa de melancolía social.
Si el Otro social no muestra su falta real, ésta recae sobre la subjetividad, que no puede reordenar su trama simbólica interrumpida ni recuperar un imaginario dignificado y se cronifica en el estupor y en la astenia de su creación.
Doble requerimiento de nuestros tiempos: avanzar más allá del terror e instar al duelo y a sus ritos.En el campo de lo colectivo son los medios de difusión masiva, más allá de nuestra práxis individual los que nos dan la ocasión de ofrecer las palabras que el duelo requiere para realizarse.
¡Qué se pueda decir, y que por decirse, cada vez, y en cada vuelta, ésta vez del calendario, aporte al reordenamiento significante necesario, para que se den las puntadas que se requieren en una tramasimbólica que debe retejerse con las coordenadas del duelo, allá donde se desgarró!
Si el aporte del psicoanálisis al horror de nuestro tiempo es el concepto lógico de imposibilidad frente a lo real, ¿cómo plantear entonces las cuestiones que hoy nos ocupan: sin que las coordenadas sociales se opongan a las coordenadas individuales, intentando extender sólo algo de lo pertinente?
¿Es posible hablar dela melancolización de una sociedad?
Sin sanción a ningún culpable, sin reconocimiento público de la impunidad, sin cuerpos para los ritos funerarios, sin homenajes ¿se puede avanzar?
Si bien la segregación y el olvido son estructurales en el parlante, sus consecuencias en lo social, invitan a pensar que políticamente sería deseable- ya lo decía Freud- encontrar algún modo de evitar que lahumanidad sea tan inhumana, combatiendo el olvido y la repetición del exterminio del hombre por el hombre.
La inevitabilidad de lo real que el psicoanálisis permite cernir no propone sin embargo una salida escéptica. La lógica de la imposibilidad de compatibilizar completamente los límites del humano parlante con los requerimientos éticos para compartir con otros el usufructuo del goce del mundo en elque vivimos ,no nos exime del trabajo de acercarnos lo más posible a su realización.
La segregación y sus representantes, el racismo o el etnismo, que se produce toda vez que la arbitrariedad del Otro, en su perversión, demuestra la fragilidad de la Ley, nos convoca a la cuestión del exceso de goce que la cultura no acota y que lleva al aniquilamiento del semejante o a su manipulación sin...
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